Esforzado, limitado y ajusticiado en el momento más doloroso

Desde el monte del pico ·
El Alavés cede su cuarta derrota en Mendizorroza para continuar sin reacción y abocarse a un situación cada vez más complicada

Fernando Ruiz de Esquide

Lunes, 18 de octubre 2021 | Actualizado 19/10/2021 07:33h.

No se podía perder y se perdió. Era a priori el objetivo mínimo para salir del paréntesis liguero con cierta ilusión y tocó otra vez cruz. Con crueldad, además, para un Alavés esforzado, limitado y que cayó ajusticiado en el momento más doloroso. Cuando el ... Betis, que fue más en líneas generales (la diferencia de calidad resultó evidente), había desperdiciado sus mejores momentos y la moneda se encontraba en el aire en los instantes finales del partido. Otro mazazo de los que duelen. Otra derrota en Mendizorroza, ya van cuatro en cinco partidos, y una clasificación que no miente. Tres puntos de 24 posibles y un equipo vitoriano que sigue lejos de ofrecer una imagen homogénea y parece funcionar a borbotones. Ayer, con momentos de zozobra antes del descanso ante la calidad del rival y las dudas en la presión, y entereza después, y buenos minutos que no sirvieron para desequilibrar el marcador. La escuadra albiazul sigue disparando con armas de juguete. De un puñado de acciones ofensivas en ventaja apenas sacó algunas oportunidade aisladas, como el larguero de Miguel tras el descanso. No funcionó en esta ocasión el balón parado, pese a acumular acciones en el área, y faltó claridad en un último pase que casi nunca llegó donde debía.

«Un partido vital», resumía Calleja un día antes de que el balón se pusiese en juego. Para apuntar también que cualquier mejora pasaba por mantener un sistema defensivo sólido y encontrar por fin un mínimo equilibrio que diera a la escuadra albiazul la capacidad de generar y, si era posible, aprovechar las ocasiones que se presentaran ante un adversario importante. Tampoco, la verdad, llegó esa pizca de fortuna para encontrar antes la acción decisiva que ambos equipos tuvieron en sus botas en diferentes fases del choque.

El equipo vitoriano sigue lejos de ofrecer una imagen homogénea

En otros tiempos, el Alavés solía disfrutar ante este tipo de rivales, los Betis, Celta... Equipos de juego alegre y combinativo que el equipo vitoriano acostumbraba a desmembrar a base de presión ordenada, intensidad, intimidación, concentración y pegada. Raro era el rival de este perfil que salía indemne de Mendizorroza. Pero ahora le da para un mínimo de fútbol, algunas apariciones de Rioja, Pellistri y Toni Moya, y necesita demasiado para perforar la portería rival. Dos goles en ocho partidos, ambos a balón parado, hablan ya de algo más que una casualidad.

La lenta evolución del Alavés, que en cada partido apunta brotes verdes, pero también errores groseros que se repiten (Loum regaló un balón increíble, Rioja tuvo que cortar en agarrón una contra después de una acción a favor a balón parado...) choca ya con la realidad de una tabla que no espera a nadie y amenaza con dejar a los vitorianos en una situación casi desesperada cuando aún no ha llegado el mes de noviembre. Tampoco Calleja parece ya a estas alturas disponer de demasiado crédito para conseguir unos resultados imprescindibles que siguen sin llegar. Tener paciencia con los entrenadores no ha sido precisamente el modus operandi de este club y los duelos ante Cádiz y Elche aparecen en el horizonte como tabla de salvación o amenaza de naufragio. El agua comienza a llegar al cuello y solo una reacción inmediata ante rivales directos puede evitar que la temporada comience a tomar un indeseable tono negro. El equipo albiazul solo ha competido en el último mes y medio, y el obligado peaje es encadenar resultados positivos.