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«Vamos a jugar a un fútbol que no es el que nos gusta y va a ser un deporte diferente». Palabra de capitán. De Manu García. Todo ha cambiado desde el 13 de marzo, desde el último entrenamiento normal en Ibaia. El balón ... dejó de rodar y la pelota fue saltando por otros tejados con botes irregulares. Empezando por un ERTE. «Es una situación nueva. Como capitán nos ha quitado muchas horas. Para nosotros era importante mantener la plantilla unida y los compañeros han respondido bien, estamos contentos de su implicación. No han sido agradables las negociaciones, nos habría gustado hacerlo con mayor rapidez, pero los tiempos no los dominábamos nosotros», recuerda Manu.
Menos voz tuvieron a la hora de consensuar la reanudación del campeonato. «Sí he echado en falta que la Liga y la Federación tuvieran más en cuenta a los jugadores, la comunicación no ha sido fluida. Una semana más nos vendría mejor. Pero da para lo que da. Si lo hacen así es porque no hay otra posibilidad, hay que comprender que tampoco es fácil organizar este final de temporada», reflexiona el capitán, que entiende que «nos ha faltado un poco de conciencia colectiva» en el proceso. «Los clubes estuvieron más rápidos que nosotros».
reanudación
A partir de ahí, «hemos pasado por muchas fases como vestuario». Entiende como «normal que haya compañeros que tengan miedo», aunque ahora no lo percibe en Ibaia. «Yo siempre he sido optimista con volver a jugar, pero pensaba que los plazos tenían que ser otros. La realidad es que todavía no sabemos si vamos a poder hacerlo», subraya. Dependerá de la evolución de la pandemia y de los resultados de los test después de haber comenzado las sesiones grupales.
Hoy mismo el Alavés ampliará los bloques de entrenamiento. Garitano ya puede trabajar con grupos de hasta catorce futbolistas, lo que, a juicio del capitán, conlleva «cierta normalidad» en una rutina que «cada vez será más real». Con matices. Una vez que pisan el césped «se olvida» todo lo que rodea al nuevo fútbol. Imposible mantener las distancias de prevención en un deporte de contacto. «Confiamos en que no estemos contagiados nosotros, pero la realidad es que no tenemos seguridad».
«Es un riesgo que nos está tocando asumir. No hemos tenido mucha capacidad de decisión», insiste el capitán albiazul. Acepta la «necesidad de acabar la temporada», porque «no hacerlo generaba muchos conflictos en cuanto a cómo afrontar la siguiente». Pero la incertidumbre no se ha ido. Sigue planeando sobre el césped. Sobre los entrenamientos, la competición, el rendimiento de los jugadores, su físico...
permanencia
«Es una situación nueva, no sabemos cómo vamos a responder». Es una pretemporada atípica, con «mayor estrés psicológico, en el sentido de que la competición está ya ahí, de que no va a haber margen de error ni prueba». De golpe, a las primeras de cambio, espera un partido «fundamental» contra el Espanyol «que va a marcar el resto de la temporada». El Alavés parte con siete puntos de ventaja, «estamos relativamente cerca del objetivo, pero no va a ser fácil, no sabemos cómo vamos a reaccionar a esta nueva situación».
Hay nuevas normas. Cinco cambios, convocatorias de 23, partidos cada tres días... «Las plantillas van a tener una gran importancia, los equipos capaces de meter a más jugadores en dinámica van a tener más posibilidades», apunta Manu, para quien, pase lo que pase al final del campeonato, «será justo», ya que «son las mismas condiciones para todos». El conjunto albiazul, eso sí, pierde el factor Mendizorroza. Y eso «nos debilita claramente».
«Ver estadios vacíos es muy triste. Y muñecos en los estadios, más triste aún», indica el futbolista vitoriano, que entiende que el aficionado ,«la razón de ser de esta profesión», se haya podido «sentir desplazado». El esfuerzo también va por esa hinchada ausente. «Hay que cuidar al aficionado. Y salvar la categoría en estas circunstancias para volver a un 'Mendi' lleno en el año del centenario y celebrarlo todos juntos». Palabra de capitán.
«Contento y orgulloso. Muy agradecido». Son las primeras sensaciones personales que le vienen a la cabeza a Manu García cuando habla de su renovación. La próxima temporada cumplirán su novena temporada en el Deportivo Alavés, al que llegó con 26 años en Segunda B. «No quiero pensar mucho más allá del corto plazo, que es como más cómodo me siento y mejor me ha ido», expone el capitán albiazul, pero no puede evitar mirar al centenario del club, que se celebrará en enero.
«Cuando renové la última vez, el centenario era una opción lejana. Es difícil mantenerse tantos años en el club, me parecía complicado. Disfrutarlo como jugador del Alavés es un privilegio», reflexiona el centrocampista vitoriano. Se lo ha ganado en el césped, donde los 25 partidos disputados le han granjeado la continuidad automática, como estipulaba su contrato.
«Ir cumpliendo esos objetivos me hacía verlo más cerca, es el año en que más pronto he cumplido los 25 partidos», apunta Manu, que ha vivido esta renovación «más tranquilo», con «menos incertidumbre» que la anterior, en el verano de 2017, cuando las negociaciones con el club se dilataron en el tiempo. Ahora echa la vista atrás y se acuerda, sobre todo, del gol que marcó en Lasesarre al Bilbao Athletic, clave para el ascenso a Primera, que «marcó mi futuro personal y el del club». También el del Calderón en su primer partido en Primera. «Eso me lo llevaré siempre conmigo y recordarlo me saca una sonrisilla».
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