Borja Viguera (Logroño, 35 años) vivió dos cursos mágicos en el Deportivo Alavés. Ascendió de Segunda B, fue 'Pichichi' de Segunda y partícipe del 'milagro de Jaén', el histórico encuentro que selló la permanencia sobre la bocina en junio de 2014. Han pasado ocho años ... y compite ahora en el Intercity, de Segunda RFEF, pero recuerda a la perfección un día tan mágico como difícil en una campaña complicada.
- ¿Qué le viene a la cabeza cuando escucha la palabra Jaén?
- (Ríe). Muchas cosas. Positivas, pero también mucha tensión por todos lados. Sobre todo el 'Día D', como suelo decir. Recuerdo un paseo por el hotel antes del partido en el que se notaba lo que nos jugábamos. El año anterior salió bien con el empate allí para ascender y ese, con el gol de Guzmán que todo alavesista recordará para siempre, tuvo un final bonito y merecido.
- ¿Ha visto más veces el partido?
- Entero, no. Pero sí resúmenes de los últimos minutos, que fueron una auténtica locura. Nos pusimos 1-2, sacan de centro y en la jugada siguiente empatan... Recuerdo decirle al árbitro que dejara jugar hasta que por lo menos uno metiese, porque si empatábamos, descendíamos los dos. Le dije: 'Aguanta, por favor, hasta que meta uno'. Pudo ser. En esos minutos, el míster, Alberto, tuvo una decisión muy acertada al meter a Juanma, un jugador que nos daba muchísima tranquilidad. En el último gol, cualquier otro hubiera metido el balón a la olla y él tuvo la calma de pedirla, hacer un regate y tirar. Luego el balón se quedó por ahí y pasó lo que todos sabemos.
- Dijo entonces Manu García que el partido había sido «horroroso» y que habían estado «incomodísimos».
- Es verdad. Nunca en mi vida he jugado un partido con esa sensación de tensión, de presión... Intento recordar muchas fases del partido y soy incapaz. Y eso que tengo buena memoria. Recuerdo el final. Lo hemos hablado muchas veces, porque puede que hubiésemos llegado ganando al minuto 80 por 0-3 y que no nos hubiésemos salvado por otros resultados. Pero fue el destino, salió perfecto.
- ¿Se vio descendido en algún momento?
- Uf. Solíamos quedar a desayunar en un bar de Zabalgana y dos días antes comentaba con Ion Vélez que había soñado que nos salvábamos. En mi cabeza solo estaba ese pensamiento, que nos íbamos a salvar sí o sí. Pero se nos puso muy cuesta arriba. El mazazo gordo fue el empate a dos. Pero se aplicó el dicho de que 'el Glorioso nunca se rinde'. Jaén lo cumple a las mil maravillas.
- ¿Qué siente cuando el árbitro pita el final?
- Tranquilidad. Saber que lo habíamos dado todo. Había sido una temporada muy dura. El Alavés se merecía seguir en el mundo profesional. Los que estuvimos en Segunda B estábamos más en deuda. Fue algo quizás más importante que el ascenso del año anterior. A partir de ahí llega todo lo que ha hecho estos años.
- Las crónicas cuentan que usted fue uno de los animadores de la fiesta en el autobús de regreso.
- Puede ser verdad (ríe). Salió todo lo que teníamos guardado. Teníamos unas cuantas horitas hasta Vitoria. Si rebusco, tendré fotos y vídeos. Cuando nos juntamos, lo recordamos y se nos ve la cara de felicidad.
- A usted no le raparon...
- Yo, con el pelo, pocas bromas (ríe). Teníamos muy buen grupo, muy buen ambiente en la parte de atrás del bus. Pasaron tres o cuatro por la maquinilla. Imagínate cómo quedó el autobús. Pero en ese momento no importaba nada.
- No sé si se quedará una espina por no haber marcado alguno de esos tres goles.
- Me hubiese gustado. Pero tampoco me voy a clavar ningún puñal. El gol importante fue de mi amigo Guzmán. Me alegré muchísimo con él porque en la segunda vuelta estaba jugando menos. Ese gol de cabeza y esa celebración tocándose la oreja quedará durante muchos años en el recuerdo.
«Ni por asomo» tantos
- ¿Se acuerda cuántos goles marcó esa temporada?
- Sí, 25.
- Eso no se olvida.
- Fue un año difícil. Estuvimos casi todo el tiempo abajo, parecía imposible darle la vuelta. Me salió una temporada muy buena. Sin mis compañeros, no hubiese sido posible. Desde el primer momento, me sentí muy bien, muy querido. Cuando te hacen sentir así, tu rendimiento y confianza sube.
- Sea sincero, ¿le sorprendió esa cifra?
- Evidentemente. Ni por asomo pensaba que iba a marcar tantos goles. En la anterior metí 21 entre todas las competiciones y ya me parecían una barbaridad. Pues imagina 25 más uno en la Copa con un equipo que se salvó en el último segundo de la última jornada.
- ¿Fue el mejor año de su carrera?
- Sin duda. En Segunda, jugar todos los partidos... no me perdí ni uno. Estuve desde la jornada 16 con cuatro amarillas. Esa sensación no la tuve antes ni la he tenido después. Me sirvió para volver a Primera (Athletic), jugar Champions... Siempre le estaré agradecido al Alavés. Cada vez que entro a Vitoria me sale una sonrisa.
- Pero a nivel colectivo no fue fácil.
- Fue difícil. Empezamos con Natxo (González), sabíamos lo insistente y metódico que era. Nos había llevado a ascender y aprendí mucho de él. Después vino Mandiá, luego Alberto... Es difícil de asimilar.
- ¿Qué les dio Alberto?
- Más que cualquier cosa táctica o técnica hizo que la cabeza funcionase. Emocionalmente nos transmitió muchísimo, nos hizo ver que si creíamos, lo podíamos conseguir.
- Desvele si hubo cena de conjura.
- Recuerdo una comida en el camping de al lado de Ibaia. Solíamos ir a tomar algo tras los entrenamientos. El vestuario ese año fue de diez. Todos remamos en la misma dirección.
- ¿Mantiene relación con alguien?
- Tenemos un grupo. Mantenemos contacto Goitia, Juanma, Vélez, Einar, Beobide, Manu y yo. También (Álvaro) Sevilla, el utillero. Solemos quedar para comer de vez en cuando.
- ¿Hablan del Alavés actual?
- Sin duda. Con el que más, con Manu. Nos une una amistad de hace muchos años. Como Beobide, pero es más despistado para el móvil. Estos últimos años le está costando al Alavés y este parece que va a costar un poquito más. Pero estuve echando un ojo al calendario y lo tiene en su mano. Serán partidos difíciles. El primero pasa por El Sadar.
- ¿Cree que se salvará?
- Creo que sí. Es verdad que está complicado, pero tiene partidos directos en los que si es capaz de competir, los va a sacar adelante. Mendizorroza tiene que ser clave. Ojalá se pueda quedar. Este proyecto merece seguir en Primera.