Deyverson Brum Silva Acosta no deja jamás indiferente a nadie. Tampoco lo hizo en el Deportivo durante sus dos etapas. Fue una pieza destacada en la permanencia y final copera del curso 2016-2017 y su rendimiento fue mucho más gris el curso pasado, donde ... en ningún momento logró consolidarse en la titularidad. Lo hizo con una mezcla de energía desmesurada, pasión y cierto juego subterráneo que le hizo conectar con la grada de Mendizorroza.
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Ahora compite en el Palmeiras, uno de los gigantes de su país, Brasil, y por el que fichó tras su primer curso en Vitoria. El delantero ha tenido este año un rol secundario en el equipo y apenas ha marcado cinco dianas en 31 partidos, pero el último de ellos ha sido clave. Porque con él, Palmeiras se ha vuelto a proclamar este sábado campeón de la Copa Libertadores -la Champions sudamericana- por segundo año consecutivo.
El duelo había llegado al final con empate a uno en el marcador. El encuentro, de máxima rivalidad entre Palmeiras y Flamengo, dos equipos brasileños -uno de Sao Paulo y el otro de Rio de Janeiro-, se estaba disputando en el estadio Centenario de Montevideo ante más de 55.000 hinchas. El 'verdao' apenas tardó cinco minutos en adelantarse con un gol de Raphael Veiga. Y, aunque tuvo ocasiones, el 'Fla' no empató hasta el 72 por medio de Gabriel Barbosa.
Nadie desequilibraba la balanza hasta que Deyverson, que había entrado al filo del final del encuentro, hizo lo que mejor sabe hacer: incordiar a sus rivales con una presión asfixiante. Encimó a Andreas Pereira, que se confió y acabó dando un pésimo pase a su espalda. Camino libre para que Deyverson agarrase el balón, entrase en el área y batiese con un remate sin excesivo brillo a Diego Alves.
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Casi todavía con las lágrimas en los ojos que había derramado tras el tanto, el delantero protagonizó otro momento '100% Deyverson'. En el minuto 123, a punto de finalizar el partido, el punta comete falta al intentar robar la pelota y se enzarza con un rival. El colegiado, el argentino Néstor Pitana, acude raudo a evitar que se produzcan males mayores y se lleva a Deyverson agarrado por la espalda. Al soltarlo, le da un leve golpecito. Es entonces cuando el punta se lanza al césped con un claro gesto de dolor. El sorprendido trencilla se interesa por su salud y el delantero, tras una breve charla, se levanta sin mayor complicación.
Quedará en la cabeza del exalbizaul si de verdad le dolió tanto, si creyó que el golpe procedía de un rival y buscó una sanción para el agresor o si intentó, de la manera más insospechada, arañarle unos segundos al crono. Le funcionó. Porque, pese al cerca de minuto extra que dio el juez, el Flamengo no empató. Su gol, además, le permitió ser designado mejor jugador del encuentro. «Mucha gente no creyó en mí cuando volví, dijeron que les daría dolor de cabeza», dijo tras el encuentro. Ahora vive en su casa el momento más dulce de su carrera impregnado del surrealismo que siempre le ha acompañado.
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