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Los dos goles que el Alavés cedió al Rayo Vallecano explican por sí solos la extrema debilidad defensiva que sufre el equipo albiazul. Primero ... con un grave despiste en la marca a Ciss cuando el encuentro no hizo más que empezar, y después, con un eslalon soñado de Pedro Díaz ante unos perseguidores retraídos a la hora de meter la pierna. Quién sabe si tantos penaltis dudosos, «grises» o leves han desencadenado cierto temor entre los vitorianos a exponerse al contacto, o simplemente se trata de pura inseguridad por un desenlace doloroso demasiado conocido, pero la fragilidad de la retaguardia empieza a ser un mal endémico.
El continuo hándicap que el Alavés arrastra prácticamente en cada encuentro se remonta a antes de la llegada de Coudet. De hecho, el conjunto albiazul había logrado sellar algunas grietas en los últimos choques. A excepción del empate frente al Leganés, en el que encajó tres dianas, ninguno de los ocho rivales más recientes había logrado anotar más de un gol a Sivera, Owono o Adrián Rodríguez. Y eso que entre los contrincantes figuran conjuntos de alto nivel como el Barcelona, el Villarreal o el Betis, entre otros. Pero todo volvió a torcerse con la remontada de Las Palmas y la derrota contra el Rayo Vallecano en Mendizorroza.
Los cuatro tantos convertidos por los dos últimos adversarios (dos cada uno) han vuelto a elevar la media de goles encajados por encima de los 1,5 goles por partido. Una losa difícil de transportar para un equipo que lucha por eludir el descenso y con una artillería de capacidad media. Esto implica que los albiazules necesitan casi siempre batir al meta rival en dos ocasiones para alimentar su granero. Y esa producción ofensiva continuada sólo está al alcance del Madrid y el Barcelona, mientras que el Villarreal se acerca.
El balance defensivo que acumula el Alavés, en cualquier caso, tampoco es el peor desde que ascendió a Primera División en 2016. En realidad, existen tres registros peores, aunque no se encuentran demasiado lejos. En el curso del último descenso, los albiazules acumulaban 48 dianas en contra a estas alturas, cuatro más de las que arrastran ahora (44). Cerca de esos guarismos estuvieron los vitorianos en las campañas 2020-21, con 47 tantos recibidos, y 2017-18, con 45 goles, uno más que en la presente temporada.
El problema tampoco está en que el Alavés haya recibido goleadas de escándalo esporádicas contra los gigantes de La Liga, algo que sucede de forma regular a los equipos de la zona media-baja de la tabla, sino que se trata de fugas constantes y ante adversarios de un nivel similar. De hecho, entre los contrincantes que han logrado agujerear en tres ocasiones la meta albiazul figuran el Getafe, el Leganés y el Valladolid, al margen del Villarreal, el Barcelona y el Real Madrid.
Con todo, el Alavés parece tener definida la línea defensiva titular. Abqar y Mouriño son fijos para Coudet, que en ocasiones incorpora a Facundo Garcés para reforzar la retaguardia. Manu Sánchez ha ganado la partida a Diarra en la izquierda y Nahuel Tenaglia es inamovible en el lateral derecho. Eso sí, el Chacho deberá recomponer la línea por la ausencia de su compatriota por acumulación de amarillas.
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