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Confianza. Es la palabra que más se repite en el discurso de Lucas Pérez (A Coruña, 1988). Como un mantra. La que tuvo en el ... Deportivo, con 17 goles ligueros en su cuenta. La que, ya en la Premier League, perdió en el Arsenal y no encontró en el West Ham. La que espera recuperar en Mendizorroza. La que mostró el Alavés para convertirle en una de las apuestas más importantes de su nuevo proyecto. «Es lo que necesitaba en este momento», subraya el delantero gallego, que asume el reto de parecerse a aquél que deslumbró en Riazor.
-¿Cuánto valen los resultados en pretemporada?
-Ganar es bueno para las sensaciones, pero lo importante es coger la carga de trabajo, conocernos entre los compañeros, adaptarnos a la filosofía del míster... Es lo que buscamos en pretemporada, encontrarnos y estar a gusto.
-¿Y los goles valen de algo?
-Es lo mismo, el buen sabor de boca. Los goles ayudan, claro, siempre es bueno marcar, pero ahora buscamos encontrarnos, defensivamente, en ataque... Adaptarnos a lo que tenemos.
-Quiere encontrar al Lucas Pérez del Deportivo.
-Es lo que vengo buscando, para eso he vuelto a la Liga española. También por la confianza que me mostró el club desde el primer instante en el que hablamos, es lo que necesitaba en este momento.
-¿Le busca explicaciones a por qué un año sale todo y al siguiente no sale nada?
-La única explicación que encuentro es que en el Arsenal no me dieron la confianza que necesitaba. Es algo importante, y para mí mucho más. Las cosas pueden salir o no, pero la confianza es esencial y las ganas que mostraron de tenerme en este proyecto son fundamentales.
-«Para mí más», dice. ¿Necesita cariño Lucas Pérez para rendir?
-Va en el carácter de cada uno. En mi caso, la confianza, el cariño y sentirse a gusto es vital. Es lo que me pasó cuando fui al Deportivo y las cosas me salieron solas.
-Llegó a un Arsenal con Alexis Sánchez, Özil, Walcott...
-Un equipazo, sí. Yo no pedía la titularidad, pero tampoco entendía marcar un 'hat-trick' en Champions y pasarme después cinco partidos sin jugar. Pedí explicaciones al entrenador y fue claro conmigo. Me dijo que hacía lo mejor para el equipo. Son cosas que pasan en el fútbol y hay que respetarlas, pero no comprendía para qué me habían fichado entonces.
-¿Cómo se lleva pasar de ser la estrella de un equipo a estar en el banquillo en otro?
-Yo sabía a lo que iba, lo tenía asumido y me lo quería ganar. Cuando pasa el tiempo y ves que por mucho que hagas las cosas no cambian... Él (Arsene Wenger) tenía su manera de ver el fútbol y de trabajar y hay que respetarla. Es un gran entrenador, con muchos éxitos, y no voy a ser yo quien diga lo contrario. Y buena persona. Conmigo fue sincero. Pero no entendía para qué me fichaban entonces.
-¿Qué tiene la Premier que se atraganta a los delanteros españoles? Aspas, Soldado, Negredo, Lucas...
-Muy pocos jugadores españoles han triunfado en la Premier. Tampoco Nolito. Lo hemos hablado alguna vez entre nosotros y llegamos a la misma conclusión: es difícil cuando no tienes la confianza, también es complicado adaptarse al país, otra cultura, otros horarios... Cuando llegan tantos y pocos tienen la capacidad para triunfar es porque al jugador español le cuesta. Pero mira Silva, Mata... También hay casos que triunfan.
-Joselu hablaba de centrales de '2x2'.
-Es una liga más física, un fútbol diferente. De ida y vuelta. Que a mis características le podría ir bien, pero no salieron las cosas.
-El mejor ejemplo de recuperación es Iago Aspas.
-También a sus características le van bien la Premier, en teoría, pero mira.
-¿Vuelve mejor jugador?
-Tienes más experiencia y te conoces mucho más. Pasas de ser un jugador importante en el Deportivo a un segundo plano en el Arsenal y el West Ham. Eso te ayuda mucho a conocerte y saber lo que quieres. Y lo que quiero es volver a encontrarme a mí mismo.
-¿Hubo algún momento de arrepentimiento?
-No. El Deportivo también necesitaba el dinero, no es que fuera un capricho mío. Yo me marché con 15 años de casa buscando una oportunidad y te aparece un equipo como el Arsenal y no lo puedes desaprovechar, aunque no haya sido después como esperaba. He ganado títulos, he jugado la Champions... No me arrepiento de nada.
-¿Cuándo se aprende más, en plena racha o en el banquillo?
-En todos. Hay que llevar las cosas con naturalidad cuando eres importante y cuando no juegas. Se aprende de todo.
-¿A estos niveles el fútbol es más un trabajo o un hobby?
-Depende del día. Si tienes un mal día, como cualquier persona, es un trabajo; otros días lo pasas muy bien. Obviamente, los que jugamos al fútbol somos unos privilegiados, ganamos dinero por hacer lo que nos gusta desde pequeño. Y yo soy un apasionado de esto: cuando llego a casa juego a videojuegos de fútbol, veo muchos partidos, sigo todas las ligas...
-Pero está el factor presión. El exalbiazul Ibai Gómez confesó que en el Athletic llegó a no querer jugar.
-No disfrutas, principalmente, porque no tienes esa confianza. A lo mejor estás tres meses olvidado en un equipo y cuando juegas no estás a gusto. Y cuando no estás a gusto, no es lo mismo. Son situaciones normales.
-¿Es más delicado el puesto de delantero?
-Todos. Cuando estás expuesto cada fin de semana y las cosas no te salen bien, con mucha gente detrás, es normal que surjan frustraciones y estés incómodo.
-Pero su valoración depende muchas veces de que un balón vaya 20 centímetros arriba o abajo.
-Cuando juegas de delantero es normal, te miden por los goles, por los números. No es nuevo. Messi no marca en un partido y le critican. Si se puede criticar a Messi, qué se dirá del resto, por favor.
-En el Alavés asume el papel de referencia goleadora. ¿Nota muchos focos encima?
-No, noto mucha naturalidad, gente muy cercana... Es lo que más me gusta del club, que es muy familiar, con gente humilde, mucho trabajo... Me recuerda al Deportivo y al Rayo.
-¿Tan diferente es un Arsenal de un Alavés?
-Es muy diferente. La masa social es mucho mayor, estás siempre en Europa, te siguen aficionados de todo el mundo...
-Pero le gusta ese papel de referente.
-No busco eso. Sí quiero que el míster y los compañeros confíen en mí. Yo voy a darlo todo, como he hecho siempre, quiero luchar porque puede ser un bonito año.
Cuando el aficionado al fútbol piensa en Lucas Pérez, le visualiza con la camiseta del Deportivo, su mejor momento, pero la ficha del delantero gallego abarca mucho más. Muchísimo. Incluida una parada en las categorías inferiores del Alavés, en 2005. También las canteras del Atlético y el Rayo, el fútbol ucraniano (Karpaty y Dinamo Kiev), el griego (PAOK), el inglés (Arsenal y West Ham). «Un chico de Coruña», como se define él mismo, con muchas historias balompédicas a sus espaldas.
–Este Alavés es muy diferente del que conoció en edad juvenil.
–Sí. Al fin y al cabo, yo era un niño también, tenía 15 años. Estaba Piterman y siempre había guerras, por lo poco que me enteraba y entendía de lo que pasaba. Que si quería ser entrenador, que si se metía con la ciudad... A ver cómo explicabas eso en casa. Porque yo estaba bien. Me cuidaron muy bien y no tengo ninguna queja, pero después de aquello el club empezó a tener problemas y decidieron echarnos a los de fuera.
–El club ha cambiado mucho.
–Avanzó muchísimo. Pero si en diez años no lo hace, estamos jodidos, es que algo no estamos haciendo bien.
–¿Qué jugadores salieron de aquella hornada?
–Me acuerdo de jugar con Igor Martínez y Óscar de Marcos. Y tengo muy buena relación con ellos, me llevo muy bien con los padres de De Marcos... Son cosas bonitas que quedan para el resto de tu vida.
–Eso facilita la adaptación.
–Ayuda, lógicamente. No es lo mismo llegar a una ciudad en la que no conoces nada. Lo que pasa es que en el club no hay mucha gente de entonces, pero hay compañeros que tienen amigos que jugaron conmigo, que estuvieron en las categorías inferiores...
–Garitano les pide ritmo,.
–Está trabajando con lo que tiene, creo que faltan varios compañeros por venir. Es el mundo del fútbol, ya sabemos cómo funciona el mercado. Lo que hace es conocer nuestras características y adaptarse para llegar lo mejor posible al partido ante el Levante.
«Aprendí ruso»
–¿Se llegan a sentir como mercancía en ese mercado?
–Ya se toma con naturalidad, desde pequeño lo vives así, lo notas. Puedes sentir presión si no tienes nada, hay muchas situaciones. Cuando yo jugaba en Ucrania nadie me iba a decir que acabaría en un Arsenal. En Ucrania no tenía nada y en el 'Dépor' te querían todos.
–Es que ha dado vueltas.
–Del Rayo a Ucrania, allí estuve tres años, después fui a Grecia, luego a La Coruña. Pero todo el mundo se acuerda del 'Dépor'. Quién me iba a decir a mí, un chico de Coruña que mantiene los amigos de siempre, que jugaría en Ucrania.
–Ya le vacilaban los compañeros en el primer entrenamiento con su nivel de inglés después de tres años en tierras británicas.
–(Ríe) Eso es verdad. He tenido tiempo, otra cosa es lo que hiciera. Aprendí ruso, eso sí, aunque ya se me olvidó. Se me daba bien. Pero es que allí no me quedaba otra. Es que en Inglaterra hay mucho latino. Y en el vestuario estaban Cazorla, Monreal, Alexis Sánchez, Bellerín... Llego el primer día al vestuario y Peter Cech sabe hablar cinco idiomas y me habla un castellano como si fuera de Madrid. Pero me manejaba perfectamente, no necesitaba traductor. Las entrevistas en castellano, eso sí, pero para evitar malas interpretaciones.
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