Los crudos frentes del Alavés

Meter en una chistera a Alfonso Pedraza y sacar un lateral izquierdo capaz de frenar a Iago Aspas en menos de un mes es un movimiento tan noble y ambicioso como arriesgado. El internacional sub-21, consumado regateador y asistente, aceptó de buen grado su reciclaje y, de hecho, destacó en sus primeras actuaciones en su nueva demarcación, gracias a su contrastado despliegue ofensivo. Pero medirse lejos de Vitoria a una de las grandes estrellas de la Liga requiere un gran repertorio de recursos defensivos que, como resulta lógico por el perfil que se ha labrado hasta ahora, aún le resultan extraños.

Los movimientos que ha firmado hasta ahora el fino jugador cordobés invitan a imaginar un carrilero de enorme recorrido y determinante en terreno rival. No obstante, Pedraza se ha encontrado de golpe con un desafío triple por las urgencias que comienzan a azotar al Alavés. El joven sabía que necesitaba consagrarse en Primera tras su gran participación en el Lugo y, de hecho, ese fue el gran atractivo que lo condujo a Mendizorroza. Las circunstancias, sin embargo, le obligaron a hacerlo en un puesto que le era hasta ahora ajeno. Y en estos momentos, vista la fragilidad defensiva albiazul, necesita aprender el oficio de defensor en un tiempo récord.

Pedraza nació extremo y se formó para afilar sus virtudes cerca del área rival, lo cual sirve como disculpa ante un eventual flojo partido en la retaguardia. Sin embargo, parece poco probable que Zubeldía dé marcha atrás con su reconversión, al menos a corto plazo. Héctor, a quien no se le descarta una segunda oportunidad, regresará cerca de un mes por su lesión de rodilla, mientras que Duarte, el primer fichaje del nuevo Alavés, se encuentra lejos de garantizar el potencial ofensivo y físico que busca el míster.

Pedraza trata de reconvertirse en lateral desde un camino inverso, ya que los futbolistas que se forman en su nuevo puesto suelen desarrollar antes el instinto defensivo que el alma de explorador. De hecho, el cedido por el Villarreal fue uno de los hombres que más peligro transportó en el cuadro alavés, aún romo e incapaz de marcar en sus contadas oportunidades.

El talento de los debutantes Munir y Bojan, que condujeron inquietud a la zaga gallega, promete al menos más electricidad en el ataque del equipo vitoriano, todavía inédito en el aspecto goleador y que ha sufrido un gran apagón tras sus dos grandes oportunidades de la temporada, el penalti de Manu García y el mano a mano de Bojan en Balaídos. Los dos exbarcelonistas transmitieron cierta sensación de peligro, que debería cristalizarse en goles en los próximos encuentros. A pesar de su primer fallo, el serbio dejó detalles para el optimismo con la pelota, como el medido centro que sirvió a Munir en la segunda mitad.

Las ocasiones claras desaprovechadas tienen un efecto tan destructivo por lo complejo que le resulta al Alavés crear juego y ocasiones. En este sentido, la tropa de Zubeldía busca la combinación definitiva para organizar sus ideas en el centro del campo. La sociedad que formaron Torres, Piña y Enzo logró contener la circulación del Celta, sobre todo por la presencia de los dos primeros, pero se mostró muy espesa al mover la pelota, donde debería asentarse Medrán. El Alavés tiene por tanto varios frentes abiertos, pero confía en crear un efecto contagio con sus mejoras, que deberían llegar con su primer gol.