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Después de semanas de incertidumbre, este sábado Mendizorroza volvió a la normalidad. Sólo la derrota impidió que la fiesta en el derbi contra la Real Sociedad fuese completa. La afición tenía ganas de brillar en un estadio envidiado por la mayoría de conjuntos ... de Primera. Los 18.509 asistentes que presenciaron el encuentro volvieron a reconocer las mejores señas de identidad del feudo albiazul. Sólo es cuestión de que los horarios y condiciones acompañen para que la afición del Deportivo Alavés responda a la llamada de su equipo en una temporada histórica.
Iraultza 1921, y con ella la animación del fondo de Polideportivo, está de vuelta. Ya antes del partido contra el Athletic de la semana pasada anunciaron su regreso tras reunirse con el club y llegar a un acuerdo. No se les pudo ver demasiado en San Mamés -cuestión del reducido número de entradas para la afición visitante, que fueron a parar en su gran mayoría a otros socios-, pero este sábado se convirtieron en el actor estelar en el último derbi de la temporada, que terminó con sabor amargo.
Lo más visual de la fiesta se percibió en el campo, con lanzamiento de confeti incluido, pero la celebración comenzó ya varias horas antes. Desde la mañana, el centro de la ciudad era albiazul. O txuriurdin. Camisetas del Alavés y la Real Sociedad intercaladas e intercambiadas en su particular previa. Nadie se quería perder un partido siempre entretenido e intenso y con el premio en el horizonte de poder pelear por Europa hasta el final.
A las cinco en punto la fiesta se combinó con la reivindicación. Miles de aficionados albiazules -también centenares de la Real Sociedad, en una muestra más de la buena relación entre ambos clubes- se citaron en la plaza de la Virgen Blanca para recorrer en kalejira los cerca de dos kilómetros que separan el centro del estadio. Ganas de celebrar el fútbol y el retorno a la actividad de un grupo imprescindible para la afición babazorra.
La comitiva estuvo precedida por una pancarta con la leyenda 'Gure eskubideengatik' (por nuestros derechos). Así, antes de arrancar el recorrido dos representantes de la peña -también acompañados por los de otros colectivos de animación- leyeron sendos comunicados, en castellano y euskera, para explicar su situación, denunciar las medidas que a su juicio perjudican a las aficiones y la competición y, por último, para reclamar otro fútbol en el que sí que se tenga en cuenta a los hinchas. Así lo reflejaron también sus cánticos durante el recorrido y en las gradas de Mendizorroza.
Como un río, la kalejira fue recogiendo aficionados listos para el partido y desembocó en Mendizorroza. Dentro, con todos ya en su sitio, el templo albiazul volvió a rugir como sólo él sabe. La afición gritó, animó, se lamentó y sufrió por su equipo, que no pudo brindarles una deseada victoria que se resiste en la segunda vuelta en casa. Después de varias semanas complicadas y extrañas, con un estadio albiazul irreconocible, este sábado todo volvió la normalidad deseada por todos. El equipo y su afición lo merecían.
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