Zouhair Feddal (Tetuán, 35 años) fue titular el 27 de mayo de 2017 en la histórica final de Copa que el Deportivo Alavés disputó contra el FC Barcelona. Fue su único año en Vitoria. Llegó después de descender a Segunda con el Levante en un ... curso complicado y su rendimiento hizo que el Betis pagara por su fichaje. Acaba de colgar las botas y ya en un rol de entrenador influido por su etapa con Pellegrino en el Alavés, recuerda un curso «espectacular» en Mendizorroza en el que encontró «estabilidad».
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– Se retiró en verano con 34 años. Muchos dirían que aún era joven.
– Bueno, no me he retirado, me han retirado. Me quedé sin equipo y me salió alguna cosa para irme, pero no me compensaba dejar a la familia aquí. Así que decidí sacarme el título de entrenador y ahora estoy entrenando a un equipo aquí, el Inter Sevilla, en Tercera RFEF. Me hubiera gustado más, pero bueno. Es muy difícil entrar con la edad que tengo.
– Dice que ya se ha puesto a entrenar. ¿Cómo ha empezado?
– Quiero tirar por un camino parecido al que tuve como futbolista. Empezar desde lo más bajo posible y aprender todo lo que pueda. Estoy con Diego Tristán, ejerce de primer entrenador. Yo soy su segundo.
– Buena dupla.
– Sí. Él maneja bien los movimientos de los delanteros y yo estoy en mi zona de confort del trabajo defensivo. Nos llevamos muy bien. Es verdad que hemos cogido al equipo en una zona complicada, pero los chavales tienen mucha voluntad de mejorar. El objetivo del club es intentar sacar buenos jugadores.
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– ¿Tenía claro lo de entrenar después de retirarse?
– Lo tuve claro cuando estuve con Pellegrino en el Alavés.
– ¿Por qué?
– Primero, porque es un muy buen entrenador. Segundo, que es una persona espectacular. Y luego hablaba mucho con él y me veía reflejado en él.
– ¿En qué sentido?
– Él también fue central y tenemos una forma de pensar bastante parecida. Aunque parezca en el campo que no, soy una persona tranquila. Y me gusta ayudar a la gente joven. Todo lo que pueda aportarles. Un título para mí sería entrenar a algún chaval y verlo triunfar.
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– Un jugador que ha estado a las órdenes de Setién o Amorim tendrá el paladar fino a la hora de dirigir…
– No te creas. A lo mejor cambio de opinión en un futuro, pero yo soy más de fútbol adaptativo. O sea, depende de las circunstancias, los jugadores que tenga, el rival… Con el sistema de juego y la idea sí que voy a morir, salga bien o mal, pero me adapto. Aunque no voy a tomar los riesgos que tomaba Setién (ríe).
– ¿Se hubiera imaginado esa carrera como futbolista el niño que llega con 3 años a Figueras desde Marruecos?
– No, la verdad es que no. Me exijo mucho y también pienso que podía haber hecho mejor carrera, pero sí que estoy orgulloso de lo que he logrado viendo de dónde vengo. Me ha costado mucho trabajo. La lesión que tuve en el tendón de Aquiles –en febrero de 2018, cuando jugaba en el Betis– me cambió un poco mi fútbol, mi forma de jugar, porque nunca recuperé la flexibilidad que tenía ni muchas cosas del juego aéreo. Si no hubiera llegado... El fútbol es así, la lesión forma parte de este juego y me ha enseñado muchas cosas.
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– Usted empieza en la base. No sale de una gran cantera.
– Jugué en el Espanyol, pero me lo tuve que currar. Luego cuando me fui a Italia, que me compró el Parma de un club de mi país, me cedieron a Segunda División y lo pasé mal con muchos impagos.
– El Alavés es su segundo equipo en la Liga. Llega en 2016 a un recién ascendido tras descender con el Levante. Parece un movimiento arriesgado.
– Necesitaba un club que confiara en mí. Cuando hablé con Mauricio (Pellegrino) y con Sergio (Fernández) lo hicieron desde el primer momento. El Alavés venía de ascender, pero tenía un proyecto sólido. Yo era joven, tenía 27 años, pero sí que lo vi como una oportunidad. Y la ciudad nos gustó mucho, era muy tranquila y muy familiar, con un estadio muy bonito. Veníamos del Levante, del descenso, que fue un año un poco revuelto, y también de los impagos de Italia. En Vitoria encontré un poco de estabilidad y me concentré mucho en el fútbol. Me iba al Bakh por las tardes a hacer gimnasio y por la mañana entrenaba con el equipo. El año fue espectacular.
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– Su debut es prácticamente el peor posible. Esguince grave de tobillo a los 12 minutos. Pasa casi dos meses fuera.
– Es lo que te decía, cada uno y su suerte. Pero mira, logramos empatar a uno ante el Atlético de Madrid. Yo estaba en el hospital y no me creía que habíamos marcado al final. Me alegré por aquel resultado y luego me recuperé bastante bien. Me puse a tono, el club habló conmigo, me dijo que confiaba en mí y eso me ayudó mucho para recuperarme. Sobre todo mentalmente.
– Nueve meses después, es titular en el mismo campo en la primera final de Copa la historia del club. Menudo año.
– Nunca había pensado en ello, es increíble.
– Cerrar el círculo de la mejor forma posible.
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– Bueno, podíamos haber ganado (ríe). Messi no quiso.
– ¿Supo a poco el subcampeonato?
– A mí, personalmente, sí. Yo no veía que eran muy superiores. Le perdimos la cara al segundo tiempo. El ambiente también fue muy raro ese día.
– ¿En qué sentido?
– No sé cómo explicarte. El partido era como muy frío, en el que no consigues meterte de lleno. A lo mejor es una estrategia del Barça, enfriarte con el balón. Te desconecta y no consigues entrar. Además me acuerdo de que todos nos patinábamos un montón. El césped estaba raro. Eso sí, todos patinamos menos Messi.
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– Pero el año en conjunto fue muy bueno, ¿no?
– El club acertó mucho en los fichajes. Theo Hernández, que venía del Atlético, era una máquina. Ahí también estaba Femenía, que venía de unos años complicados. Deyverson, Camarasa y yo veníamos de descender. Lo hicimos bien. Manu, el capitán, es un chico de vestuario, que ama la ciudad y que es un buen futbolista. A mí Manu me gustaba mucho. Me sentía muy cómodo con él.
– Habla muy bien de Manu García. ¿Era el infravalorado del equipo?
– En el vestuario no estaba infravalorado. Tenía peso. Era un jugador que pasaba desapercibido, también por su forma de ser, pero se notaba mucho cuando estaba. Y se comunicaba muy bien con los compañeros, a mí eso me gustaba mucho. Y luego también estaba Ibai Gómez, que fue un fichaje importante, Marcos Llorente... Yo creo que todo el equipo funcionaba muy bien porque todo el mundo sabía cuál era su función.
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– En verano llega el Betis y paga por su traspaso. ¿Lo tuvo claro?
– Dudé. Yo pensaba en quedarme otro año en Vitoria. Pero claro, me ofrecieron un buen contrato. Te digo la verdad, el dinero no nos mueve pero todo el mundo mira por el futuro de su familia. Si a mí el Alavés me hubiera ofrecido algo que me mejorara las condiciones que tenía, me habría quedado. Creo que el club se vio también en la condición de venderme porque el Alavés es vendedor.
– En el Villamarín ha tenido la etapa de mayor continuidad de su carrera.
– Empecé muy bien. Hasta que me lesioné. Estuve parado prácticamente un año y cuando vuelvo lo hago arrastrando un poco de dolor y desconfianza. Es verdad que Quique confiaba mucho en mí y quería que volviera rápido. Pero cuando no estás bien… Yo cuando he estado bien me he sentido muy a gusto. También ese primer año hice una muy buena pretemporada. Eso se nota mucho. La gente les da poco valor porque son feas, pero es la gasolina del año.
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Aunque prefiere no mojarse con un pronóstico para el encuentro, analiza a dos rivales que «no llegan en su mejor momento», pero a los que ve capacidad para progresar. Sobre todo en el caso de un equipo albiazul al que le pide ser más fiero en Mendizorroza como fórmula para evitar apuros en su pelea por el descenso.
- Mañana se miden Betis y Alavés. ¿Corazón dividido?
- Soy muy respetuoso con todos los clubes en los que he jugado. Le tengo mucho aprecio al Betis, igual que al Alavés, que me dio la oportunidad después de un descenso. Con Sergio Fernández tengo muy buena relación y Vitoria ha sido un lugar espectacular. Mejor que empaten (ríe).
- ¿Los está siguiendo? ¿Cómo los ve?
- Ninguno de los dos está muy bien. No llegan en su mejor momento. Hablando del Alavés, si un club destituye a su entrenador es porque no está en su mejor momento. Peor creo que Coudet es un buen entrenador y va a funcionar bien. Y el Betis está en su dinámica. Este año no está siendo de los mejores. Creo que la plantilla no es la mejor, el año pasado tenían una mejor. Hay años en los que no se rinde como se espera y yo creo que están en ese momento. Tienen que seguir trabajando y dar con la tecla.
- ¿Cree que el Alavés puede corregir el rumbo y salvarse?
- Tiene que sacar más puntos en casa. Lo puede hacer. Si se centra en ello, fácilmente lo puede conseguir. Yo creo Mendizorroza es un estadio complicado. Hay que creer en ello. Creo, por lo que he visto, que si aprietan un poco más en Vitoria pueden sacar muchos puntos. Por ahí tiene que pasar la salvación. Y luego fuera ir sumando lo que se pueda.
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