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Y eso que Luka Romero, que salió al final, falló el penalti provocado por él mismo, porque este Alavés ha empezado como un tiro. Con un gol en cada parte finiquitó a Las Palmas. Ayudado también por las paradas de Sivera, que es para desesperar ... a cualquier rival. Porque el primero de Carlos Vicente -que ha arrancado esta temporada de su consagración como acabó de bien la anterior, cuando hace dos años no jugaba ni en Segunda-, fue una contra de libro para enmarcar, con una gran asistencia de Stoichkov, que fue de la partida. Pero es que antes del descanso, se anuló otro tanto por fuera de juego milimétrico de Conechny, con un dichoso sistema de VAR que es como echarlo a cara o cruz. Por cierto, el argentino ya mostró ayer algunas maneras con su zurda de oro de que puede ser un digno sucesor de Rioja.
Aunque el caso es que Las Palmas sobó más el balón -no de forma tan exagerada como con el nuevo entrenador del Sevilla, García Pimienta- y el Alavés puso la verticalidad a la contra. El ahora técnico rival Luis Carrión también rotó a sus jugadores, pero no le salió bien la jugada y tras el descanso tuvo que rescatar pronto a tres de los futbolistas con lo que venía de empatar y merecer algo más contra el Madrid. Y eso que tras la reanudación, el equipo canario adelantó sus líneas, aunque sólo el internacional sub-21 Moleiro nos buscó un poco las cosquillas. Hasta que otra vez, una genial individualidad de Toni Martínez desde fueradel área, sentenció un partido entre iguales. Otro que ha caído de pie en Vitoria y que tras el próximo parón de selecciones -por qué no volver con el mismo espíritu de superación para que no se corte la racha-, invita a pensar que empezará ya de titular en ataque.
De los cuatro partidos disputados sólo dos jugadores de campo, Abqar y Carlos Vicente, han repetido en el once. Les sigue un Guridi que, al jugar en casa, bajó su posición al doble pivote, sacrificando al vitoriano Guevara. Con el duelo medio encarrilado, el movimiento fue el contrario, cuando entraron en juego las amonestaciones y una menor frescura que justifica las sustituciones, que esta temporada apuntan a fiables. En la zaga volvió el central Sedlar tras su sanción, a la espera de que todavía debute el joven Mouriño. Y a contra reloj se contrató el penúltimo día de mercado a Jordan, cedido del Sevilla y como otro centrocampista para redondear una plantilla que su entrenador García Plaza no hubiera imaginado ni en sus mejores sueños. Aunque en verano, pareció desmantelarse el bloque, nada más lejos de la realidad. Con unas incorporaciones con muy buena pinta, numerosas y sobre todo con la polivalencia necesaria para rotar cuando sea necesario. A medida que avance la temporada, cada futbolista demandará sus minutos, pero la verdad es que el descenso a Segunda nos hizo ver a todos las orejas al lobo.
Y aunque con apuros, tanto económicos como deportivos, se subió acto seguido, para recordarnos que en Primera hay que invertir más recursos para no estar jugando siempre a la lotería de la salvación. Si la pasada campaña ya se consiguió un mundo con una décima posición tan inesperada como merecida, tampoco conviene obsesionarse con un listón tan alto. Sobre todo con una dirección deportiva que ha demostrado su profesionalidad, por lo que a jugar y disfrutar como en el colegio y sin ningún techo que nos haga dejar de crecer. No digo que las demás escuadras no intenten hacer lo mismo. Bueno, el Getafe del pobre Bordalás está que trina con un número muy justo de efectivos. Pero la clave es mantener el hambre o rendimiento de los futbolistas, sin mirar al carnet de identidad y mirando de reojo el bolsillo, con el premio de un recorrido de menos a más.
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