Atasco de altura en Segunda División

Empate insuficiente ·
El Alavés perdió una magnífica oportunidad, pero está claro que cualquier equipo te puede noquear en una categoría tan igualada como excitante.

Carlos Martínez

Martes, 11 de abril 2023, 00:02

El Alavés no pudo pasar del empate en Vitoria ante la personalidad del Andorra, que le jugó de tú a tú. Nueva ocasión al garete, como en Villarreal, para auparse a la segunda plaza de ascenso directo. Todos sus competidores también pincharon, por lo que ... se antoja un final de temporada de infarto. Sólo restan siete jornadas y un triunfo ante su afición habría significado depender de sí mismo, incluso casi seguro empatando ante sus más directos rivales y ganando a los demás. Pero está claro que cualquier equipo te puede noquear en una categoría tan igualada como excitante.

Esta vez tocó un hueso duro de roer, marca de la casa barcelonista, donde nunca se rifa el balón y se defiende con la posesión del mismo. Luis García ya avisó de la dificultad de contrarrestar una estrategia tan innegociable a base de paciencia. De hecho, repitió su último once, aunque yo igual habría apostado por la velocidad punta de Sylla en vez de Miguel.

E incluso chocó una primera mitad tan plana de juego albiazul, más a merced del contrario y desperdiciando 45 minutos. Y aunque ambos porteros destacaron con sus paradas, sobre todo en jugadas a balón parado, me faltó por lo menos un comienzo y final más intenso en la presión alavesista.

Que sí la hubo por necesidad en la siguiente media hora tras la reanudación, con un Alavés, que explotó más su banda izquierda con la participación del lateral Javi López en vez del central Abqar. Es cuando pudo maniatar a un contrario que ya no jugaba con tanta facilidad la pelota. Aunque el cansancio volvió a deparar un final abierto, cuyo reparto de puntos no servía a ninguno. Está claro que el riesgo visitante de jugar con un cancerbero tan adelantado y un pivote que bajaba constantemente a iniciar la jugada con sus centrales aumentó en la segunda mitad.

Y que conste que el Andorra normalmente intenta acabar la jugada, para no verse malherido cuando pierde el balón. Cuando la temporada que viene ya no sea una revelación, y si refuerza su delantera, será un oponente más temible. Aunque ha coqueteado antes con los puestos de abajo y ahora con los de arriba. Eso quiere decir que la pelea será de altura, tanto arriba como abajo.

De hecho, el sexto puesto ha cambiado al Albacete por el Cartagena, pero hay un ramillete por detrás apurando sus opciones, primero para escapar de la quema y después por si suena la flauta. Como la próxima salida a Gijón, donde nos espera otra batalla cuerpo a cuerpo. Ahora mismo ya no es nadie más que nadie. Y aunque a domicilio solamos empezar más conservadores, ya no es hora de contemplaciones. Ante el Andorra se perdió una magnífica oportunidad, pero seguimos dependiendo de nosotros mismos y habrá que ganar a algunos de los enemigos de más altura. No es tarea fácil, pero tampoco para ellos.

Los cambios para oxigenar al equipo estaban casi tan cantados para nosotros como necesarios para el rival. Y aunque no tuvo minutos el punta Villalibre, no se puede bajar la guardia ni para coger impulso. En la zona baja, sobre todo Ponferradina y Málaga no han dicho su última palabra, por lo que la anterior expresión viene como anillo al dedo. Es decir, es el momento de ser el más listo de la clase para que los pequeños detalles decanten la balanza a nuestro favor. Por eso, la presión sobre el contrario debe tenerse siempre entre ceja y ceja, que luego hay otros cinco compañeros para redondear la tarea. Se suele decir que el que no arriesga no gana, sobre todo para que la contemporización no acabe en el muro de las lamentaciones.