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Es falso que los delanteros solo puedan vivir del gol. Lo demuestra Jonathan Calleri, que acumula una diana en los últimos 14 partidos de Liga. La cifra sepultaría a cualquier atacante que militara en un equipo que se ha atrincherado en los puestos europeos. Pero ... al rematador albiazul, que en los tres últimos encuentros le ha tocado fajarse en solitario contra toda la defensa rival, apenas le perturba. Tampoco le preocupa a Abelardo, que le transmite una confianza absoluta cada vez que lo alinea en el once de gala. Calleri vive de sus continuas batallas, de crear jugadas por sí solo, de encarnar una amenaza constante y de hacer más fácil la vida a quienes le rodean. Nadie se atreve a achacarle sus discreto registro goleador, todavía inédito en lo que va de 2019, por mucho que sea esa su principal misión. Porque cumple el resto de cometidos que se le pueden exigir. Y con creces.
El ariete porteño acumula varios registros que ayudan a explicar su enorme trascendencia en el equipo de Abelardo pese a su actual sequía. Es el único jugador de la plantilla que ha encadenado 17 partidos como titular. Ni siquiera Pacheco, lesionado contra el Huesca, Laguardia, Pina y Duarte, con bajas por sanción, acumulan una participación tan elevada y continua desde la séptima jornada, la última en la que arrancó desde el banco.
Su gran argumento reside en su capacidad en las disputas, sobre todo en el juego aéreo. Calleri es uno de los líderes de la Liga en cabezazos ganados (solo Guido Carrillo, del Leganés, mejora su promedio, pero ha jugado dos partidos menos). Esa virtud no solo se traduce en su implacable acierto en los remates por alto, la vía por la que han llegado sus cuatro goles de la presente campaña, sino que genera nuevas acciones para el ataque albiazul.
Calleri se encuentra casi siempre desasistido cuando busca el primer balón, casi como si intentara plantar un árbol en el desierto. Sobre todo cuando el Alavés despliega el trivote para mejorar el equilibrio del equipo. En el duelo ante el Levante, sin embargo, disfrutó de algunas oportunidades para marcar, incluido un cabezazo (cómo no), al larguero. También pudo decantar el choque ante el Betis, en los últimos instantes y con el equipo verdiblanco volcado. Pero tal es el impacto del argentino en el desarrollo del juego y en la fabricación de las jugadas de peligro, que ha entrado de lleno en el núcleo duro de Abelardo, compuesto por Pacheco, Laguardia, Pina y Jony sin resultar tan decisivo de cara a puerta.
Ninguno de sus compañeros de delantera ha conseguido convertirse en un eslabón en la cadena del juego. Borja Bastón, consumado rematador, pierde impacto cuanto más se aleja del área; Diego Rolan aún se encuentra en fase de integración y adaptación, mientras que Guidetti, quien mejor puede encajar en la labor de conexión entre el centro del campo y el ataque, todavía se muestra alejado de su versión más reconocible. Calleri, además, mezcla a la perfección con Jony, máximo asistente y hasta hoy el jugador más desequilibrante del equipo.
4 tantos lleva Calleri, todos ellos de cabeza. El último, ante la Real Sociedad el 21 de diciembre.
El Alavés, que encadena tres partidos con trivote, puede regresar a su sistema habitual para recibir a un Celta herido. Calleri, en este sentido, se siente más cómodo cuando actúa acompañado de un escudero en la parcela ofensiva. Es más, las cuatro dianas que acumula en Liga y que todavía le sitúan como el máximo artillero albiazul, llegaron en partidos en los que Abelardo apostó por su dibujo tradicional. El último, logrado ante la Real Sociedad en Anoeta el 21 de diciembre, permitió a los albiazules llegar al parón liguero con un triunfo revitalizante tras cinco encuentros sin conocer la victoria.
Calleri se encuentra en su aventura europea más productiva después de su discreto paso por el West Ham y el amargo descenso con Las Palmas. El ariete, de hecho, repite que le encantaría quedarse en el Alavés más allá de su cesión, que expira al final de la campaña y que no contempla opción de compra. El club, que ataría al porteño con los ojos cerrados, es consciente de que la operación resulta casi inabordable por la cuantía del traspaso. Y es que el delantero recaló en el Deportivo Maldonado a cambio de 11 millones de euros en 2016. A Calleri, en cualquier caso, aún le restan más de una docena de batallas antes de llevarse un buen pedazo de corazón albiazul.
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