Joselu se lamenta tras un gol del Valencia. Moisés Castell

La regresión del Alavés más frágil

El equipo albiazul, inerte en la casilla de salida, no encajaba ocho goles en las tres primeras jornadas desde hace cinco décadas

Iñigo Miñón

Vitoria

Domingo, 29 de agosto 2021, 03:55

Las sensaciones son volátiles en el mundo del fútbol. Entre la euforia y la decepción media un gol, un error, un tropezón. Y bastan tres jornadas para borrar la estela de ilusión que dibujó en Mendizorroza el gran final de temporada pasada que, de la ... mano de Javi Calleja, selló otra agónica salvación del Deportivo Alavés. El mismo entrenador no da con la tecla en un arranque liguero que invita a la preocupación. Así lo transmite el propio técnico: «Nos está faltando más contundencia, agresividad, seguridad y concentración». Lo corrobora una sensación de involución que deja en el olvido la buena primera parte completada ante el Real Madrid. A partir de ahí, muy poco contra el Mallorca y prácticamente nada en Valencia. Y lo ratifican los números, los más fríos a la hora del análisis.

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Ellos dicen que este Alavés es el más frágil de la historia moderna. El conjunto albiazul ha encajado ocho goles en las tres primeras jornadas, algo que en categoría nacional no ocurría desde la temporada 1968-69. Para encontrar esa cifra en Primera hay que remontarse a la 1955-56. Entonces eran trece, pero eran otros tiempos. En las once campañas recientes en la elite solo se acercaron los seis que recibió el equipo de Chuchi Cos y Piterman en la 2005-06. Antes, Mané incluso selló la portería en las tres primeras jornadas del curso 2001-02. Después, hace apenas dos años, Asier Garitano encajó únicamente un tanto.

Números. Los mismos que recuerdan que quedan 105 puntos por disputar. Demasiados como para caer en la histeria a las primeras de cambio. Pero son reveladores. Delatan un problema. A los rivales les hace falta poco para sacar mucho. Les basta con aprovechar fallos de concentración, colocación, intensidad, contundencia... Les basta con esperar las concesiones albiazules, que están siendo muchas. Demasiadas. Lo que Javi Calleja tildó de «errores evitables».

Centros al área

El Real Madrid encarriló el duelo con dos envíos al área, mal defendido el primero, blando Martín en el segundo. Muy sencilla la internada de Valverde en el tercero, como el remate de Vinicius en el cuarto en otro centro lateral. El Mallorca se llevó los tres puntos de Mendizorroza con un pase desde su campo de Salva Sevilla que pilló la espalda de los centrales –mide mal Lejeune y pobre vigilancia de Laguardia– y sorprende a Pacheco atornillado a su portería cuando la posición de la defensa demandaba unos pasos adelante. El duelo ante los bermellones, además, está condicionado por la innecesaria acción de Duarte que le costó la segunda amarilla. Falta de concentración.

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En Mestalla, con Miazga por el central maño, el sacrificado de las actuaciones anteriores, la cosa no mejoró. Al revés. La contra del primer gol pilla descolocado a todo el equipo y Wass aprovecha el pasillo central para colarse en el área por la espalda de Loum. El segundo se puede atribuir a una genialidad de Carlos Soler, que rescata de espuela una jugada que se encaminaba hacia la intrascendencia, pero nace de otro centro lejano que la defensa, descolocada de nuevo, no acierta a despejar de primeras. La endeblez de Lejeune en el tercero, haya falta o no, es el fiel reflejo de la fragilidad de un equipo escaso de energía y al que le está costando competir.

Inerte en todas las líneas. Porque los goles en contra señalan generalmente a la zaga, pero las tareas defensivas corresponden a todo el bloque. Y esa laxitud defensiva no tiene contraprestaciones positivas en el otro área. Los goles en contra no se deben a la famosa teoría de la manta, que dice que si tapas la cabeza dejas los pies descubiertos y viceversa. No es una sangría atribuible a una ambiciosa apuesta ofensiva. Porque al Alavés, además, le cuesta generar..

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Un solo gol

Un gol en tres jornadas. Y de penalti. Y poca producción. Solo el improductivo Alavés de Zubeldía (cuatro jornadas a cero en la temporada 2017-18) empeoró esta cifra en la era moderna. Déficit' en las dos áreas. Y en el centro del campo, dominado por el conjunto rival en los tres encuentros. «Con lo que estamos haciendo no está siendo suficiente», asumió Calleja en Mestalla. Consciente de que a estas alturas, aunque los números aprieten, lo peor es la volatilidad de las ilusiones. Y de la confianza en la idea.

Calleja ya cortó una hemorragia igual enel Villarreal 2019-20

Javi Calleja ya sabe lo que es empezar la Liga con ocho goles en contra en tres jornadas. Fue hace dos temporadas, en el Villarreal, aunque entonces, con siete a favor, sumaba dos puntos. Aquel equipo ganó los dos siguientes partidos sin encajar y acabó el campeonato en quinta posición (63 tantos a favor y 49 en contra). También le costó dar con la tecla inicial al técnico madrileño, que para cortar la hemorragia defensiva dio con un dinámico 4-1-4-1 que en disposición ofensiva mutaba en un 4-3-3.

No es el albiazul un entrenador atado a un sistema. Lo repite habitualmente y lo ha demostrado esta misma temporada. Hace tres cursos, cuando regresó al conjunto amarillo tras un paréntesis de seis jornadas relevado por Luis García Plaza, tiró de una formación con tres centrales y dos carrileros, una opción que todavía no ha explorado de inicio en Vitoria. «Se utiliza muchas veces porque el rival te juega con dos delanteros y tú con buscas superioridad en esa zona, tanto para defender como para construir», explicaba en una entrevista en Libertad Digital.

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