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Decir que el Alavés tiene la fórmula para hacer sufrir al Barcelona en el Camp Nou sería una temeridad o un elogio fácil con el que cualquier aficionado dibujaría una leve sonrisa de orgullo. Más aún cuando el conjunto blaugrana se impuso al albiazul ... gracias a la astucia de Messi y un vendaval final que acabó en tormenta. Pero lo que resulta indiscutible es que el conjunto albiazul ofrece una resistencia encomiable cada vez que pisa el coliseo de la Ciudad Condal. Y casi nunca es estéril. El cuadro de Ernesto Valverde sudó de lo lindo para cumplir con su rutina de iniciar la temporada con victoria, hasta el punto de que fue incapaz de batir a Pacheco en jugada lanzada, sin duda la especialidad blaugrana, hasta la recta final del partido. Pero el Alavés volvió a confirmar algo que ya sufrió de forma amarga en su propia piel en la final de Copa de 2017: no hay manera de enjaular o domar a Messi.
El conjunto albiazul se ha convertido en una especie de experto en lanzar la red sobre el Barcelona, al que sometió en su visita de hace dos temporadas y lo arrinconó la pasada campaña. El reloj se convirtió de nuevo en el mejor aliado del Alavés, que vio cómo los minutos avanzaban sin sufrir grandes temblores en las inmediaciones de Pacheco. Salvo los leves avisos de Messi, que lanzó un derechazo fuera, y Jordi Alba, los hombres de Abelardo se plantaron en la media hora de partido con un aplomo asombroso. Y su papel no respondía solo a una patrulla de vigilancia sobre la pelota. Qué va. Tuvo incluso oportunidades de generar rostros de incertidumbre en las gradas del Camp Nou. Jony e Ibai estuvieron a conectar con Sobrino con algunos centros medidos, aunque tampoco puede decirse que Ter Stegen, siempre tan hipotenso e impasible, viera su vida pasar ante los desviados remates del delantero manchego.
FC Barcelona
Ter Stegen; Semedo (Coutinho, min.46), Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Sergio Busquets (Arturo Vidal, min.85), Rakitic, Sergi Roberto; Dembélé (Arthur, min.77), Messi y Luis Suárez.
3
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Alavés
Pacheco; Aguirregabiria, Laguardia, Maripán, Duarte; Torres (Marín, min.68), Manu García, Wakaso; Ibai Gómez, Sobrino (Burgui, min.71) y Jony (Borja Bastón, min.68).
GOLES. 1-0: Messi, min.64. 2-0: Coutinho, min.83. 3-0: Messi, min.92
áRBITRO. Sánchez Martínez (Comité murciano). Mostró tarjeta amarilla a Torres (min.10) y Maripán (min.41).
incidencias. Partido de la primera jornada de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou ante 52.356 espectadores. Antes del encuentro, el Barcelona ofreció la Supercopa de España a la afición y el Alavés le hizo el pasillo como campeón de la competición. También se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de José Antonio Zaldua y Jordi Villacorta, exjugadores del primer equipo de fútbol y hockey patines del Barça, respectivamente.
Pero el Barcelona no podía irse al descanso sin un avance de su potencial real y de las toneladas de pólvora que guarda en su armería. En cuestión de tres minutos, entre el 38 y el 41, los blaugrana desataron una auténtica tormenta con un disparo de falta que Messi estrelló en el larguero, un mano a mano entre Pacheco y Dembélé que se adjudicó el guardameta y una ocasión de Luis Suárez que desbarató Laguardia tras un sombrero del uruguayo al cancerbero albiazul. Ese fue el momento más crítico de los de Abelardo, aunque el central aragonés cortó un pase decisivo de Dembélé a Messi en una posición acrobática que merece especial mención.
Quizás fue ese poder intimidatorio del vigente campeón el que provocó un peligroso paso atrás del Alavés en su posicionamiento sobre el césped. Los vitorianos fiaron su suerte a un atrincheramiento absoluto, tan humano como arriesgado ante una constelación como la que maneja Valverde en un feudo que parece inexpugnable. Es en ese escenario donde la figura de Pacheco adquiere una dimensión colosal, en la que parece capaz de frenar por sí solo a un escuadrón de artillería. El portero frustró a Jordi Alba, a Dembélé, a Coutinho, a Luis Suárez y varias veces a Messi. Pero el argentino, en una mezcla de sagacidad propia y candidez de los defensores, encontró la única grieta por la que lanzar su flecha y derribar el castillo vitoriano. Los defensores de la barrera saltaron en exceso para evitar un lanzamiento elevado como el de la primera mitad y cayeron en la trampa del futbolista que parece anticiparse a las intenciones del resto de sus colegas.
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El Alavés se derrumbó entre tanta frustración e impotencia. Lógico. Después de desactivar todas las minas que despliega el Barcelona en su feudo, donde no pierde desde hace dos años, vio cómo su milimetrado plan se fue al traste por algo tan terrenal como un salto sincronizado que todos aprenden en las primeras lecciones de este juego.
Es cierto que hubo algún atisbo de heroicidad poco antes de la recta final del encuentro, cuando Maripán llegó muy forzado a un envío a balón parado. Lo que vino después fue precisamente el vendaval blaugrana que durante tanto tiempo habían conseguido contener. Pacheco reapareció para evitar un fusilamiento de Suárez y una sutil definición de Coutinho. El brasileño, sin embargo, optó por la potencia en su siguiente intento y batió al meta. La derrota era un hecho. Y, mientras tanto, Messi continuaba maquinando su siguiente diana, que terminó por reflejar una indigesta goleada.
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