Un banquillo caliente que vuelve a escribir otro capítulo breve

En estos años, únicamente dos entrenadores han podido terminar una temporada completa. El colchón necesario para que un proyecto deportivo de las expectativas del vitoriano eche a andar con solvencia. Así sucedió con Mauricio Pellegrino en la 2016-2017. Al término de ésta, nada más jugarse la final de la Copa, el técnico no renovó con el equipo pese al deseo de la directiva. También terminó el curso completo Abelardo en la temporada 2018-2019. Había llegado a Mendizorroza más de un año antes, a finales de 2017. La suya es la etapa más larga de todas con 576 días.

El argentino y el asturiano son dos de los ocho entrenadores que ha tenido el equipo en este periodo. Abelardo repetiría un tiempo después con mucho menor éxito y Javier Cabello, interino, dirigió un puñado de partidos con ese rol y en dos etapas. Breve fue también el mandato de dos entrenadores: Luis Zubeldía y Juan Ramón López Muñiz. El primero fue designado sustituto de Pellegrino, pero apenas se sentó cuatro partidos en el banquillo albiazul. Los mismo que Muñiz. Pero, en su caso, le bastaron para salvar al equipo en la 2019-2020. Fue el relevo de Asier Garitano, que se quedó cerca de terminar la temporada. Su proyecto, sin brillo pero tampoco sin excesivos problemas clasificatorios, fue golpeado por la pandemia y el club no le permitió terminar el curso.

Tampoco el entrenador al que el Alavés se encomendó la temporada pasada dio resultados. Pablo Machín aterrizó en Vitoria en plenas fiestas de la ciudad con una propuesta valiente, muy diferente a lo que había planteado el equipo, pero fue cesado tras no lograr implementarla, con un rendimiento deportivo discreto y tendencia descendente. Por él regresó Abelardo, aunque apenas estuvo cuatro meses en el equipo. Tampoco duró mucho, en la 2017-2018, el italiano Gianni de Biasi. Fue el relevo de Zubeldía, pero apenas logró insuflar aire al equipo.

Antes de todos ellos, el club dio un volantazo nada más aterrizar en Primera al prescindir del artífice del ascenso, José Bordalás. En Segunda, el año del milagro de Jaén, ya fueron despedidos Natxo González y Juan Carlos Mandiá.