Alavés 1-0 Betis
Baño de autoestima para el fondo de armarioContracrónica. ·
Las virtudes de Carlos Vicente y Giuliano Simeone empiezan a asomar en un equipo que asiste a la reivindicación de Benavídez y el resurgir de Álex Sola como lateralSecciones
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Alavés 1-0 Betis
Baño de autoestima para el fondo de armarioContracrónica. ·
Las virtudes de Carlos Vicente y Giuliano Simeone empiezan a asomar en un equipo que asiste a la reivindicación de Benavídez y el resurgir de Álex Sola como lateralVitoria. La Copa es el escaparate de los menos habituales. También en el único enfrentamiento entre Primeras de la ronda de dieciseisavos. Luis García Plaza ya había dejado claro que iba a seguir rotando, aunque, con el partido en fin de semana, tocó menos teclas ... que en eliminatorias anteriores. Ningún jugador del filial en la alineación para empezar. Con dos titularísimos como Guevara y Luis Rioja en el once. Un equipo novedoso pero reconocible, al fin y al cabo. Y un baño de autoestima colectivo con reflejos individuales.
Un partido que amplía el fondo de armario. Jugadores secundarios como Benavídez o Álex Sola le dejaron claro al míster que puede contar con ellos cuando sea necesario. Imperial el centrocampista uruguayo, que redondeó su gran partido con el gol de la victoria. Y el donostiarra cumplió con buena nota como lateral, incorporándose con peligro al ataque, especialmente en la segunda mitad. Es extremo, pero en su cesión la dirección deportiva valoró esa versatilidad consciente de que Tenaglia iba a tener que actuar como central en enero, con Abqar en la Copa África.
Y, hablando de polivalencia, el lateral argentino ratificó ante el Betis que es un central de garantías. Muy rápido, atento y oportuno –sacó un balón sobre la línea en el minuto 43–, formó una sólida pareja improvisada con Rubén Duarte, un profundo conocedor del oficio que, sin alardes, cumple siempre en la posición defensiva que sea. Una eficiente zaga de laterales con el mencionado Sola y el asentado Javi López que repele la inquietud que generaba el déficit de centrales tras la lesión de Sedlar y la convocatoria internacional de Abqar.
Y muchos ojos puestos en los nuevos, Carlos Vicente y Giuliano Simeone, que debutaban en Mendizorroza. Bien los dos. Con la lógica falta de automatismos del primero, recién llegado, y de ritmo del segundo, recién salido de lesión, pero con la sensación de que los dos pueden aportar cosas para darle otro aire a un ataque alavesista que volvió a repetir los esquemas de esta temporada: buen juego, asociaciones y muchas llegadas, pero poco gol –en este casó bastó con uno–.
El maño, activo desde el principio, dejó claro que tiene fundamentos de buen extremo. Vertical, profundo. Encara y centra. Y genera cosas, que es lo que se trata. Quizás le faltó algo de pausa en algunos envíos al área y conocer más los movimientos de cada compañero receptor de sus pases; y mostró una intermitencia lógica en el salto a Primera División –aunque fuera partido de Copa–, pero parece claro que va a sumar y no sería extraño verle pronto en el once, devolviendo a Luis Rioja a su hábitat natural en la banda izquierda.
También empezó a asomar lo que puede ser Giuliano Simeone en este equipo. Ovación a su entrada en el campo, en el minuto 65. Mendizorroza tenía ganas de ver en acción a un jugador cuyo ardor guerrero casa bien con la afición albiazul. Y el argentino respondió con ese perfil de delantero móvil y asociativo que puede cambiar la fisonomía del ataque alavesista en función de las demandas de cada partido. Actuó entre líneas, pero es un futbolista distinto a Jon Guridi. Más llegador, como demostró en esa acción que pudo ser penalti y que sembró de inquietud la grada y el banquillo cuando, retorcido de dolor, se quedó tendido en el suelo con la mano en el tobillo.
Giuliano entró por Hagi, seguramente la nota más discordante en este escaparate copero. Al rumano no le terminan de salir las cosas desde que fallara el penalti ante el Almería y se le nota sin confianza, como si pasara un examen en cada balón que toca. Se fue del campo, cabizbajo, descontento, apoyado por el abrazo de Luis Rioja y los aplausos de una afición que sabe reconocer cuando uno de los suyos no pasar por un buen momento.
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