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Hace un mes que el balón dejó de rodar en Mendizorroza. El 6 de marzo, viernes. Fue un empate a uno entre el Alavés y el Valencia: Parejo adelantó a los chés de falta directa en la primera parte y Edgar niveló la contienda ... en la segunda, de dominio albiazul. Datos y recuerdos sepultados en una memoria futbolística silenciada por el estruendo del coronavirus. Dos días después, el domingo 8 de marzo, la Liga celebró su último partido, un Betis-Real Madrid que acabó a eso de las once de la noche (2-1). Aún se jugarían la semana siguiente duelos de Champions y Europa League, pero el Covid-19 fue tumbando paulatinamente todas las competiciones y tachando citas deportivas del calendario, desde la Eurocopa a los Juegos Olímpicos. En medio, los positivos en el vestuario albiazul, tres jugadores y siete miembros del cuerpo técnico, y un ERTE.
A día de hoy sobran preguntas y faltan respuestas. Nadie sabe cuándo y cómo volverá la Liga. Ni en qué formato. ¿A puerta cerrada, hasta julio, pisará el mes de agosto? Demasiados interrogantes. De momento, la LFP trabaja en un protocolo que contempla un regreso paulatino a la rutina, con estrictas medidas sanitarias, en sesiones blindadas y con acceso restringido. Incluso estudia la posibilidad de concentrar a los equipos en hoteles y ciudades deportivas, aislarles para que solo salgan a jugar y regresen. Así once veces, las jornadas que faltan para concluir el campeonato, en un calendario comprimido por las circunstancias.
sergio fernández
Hace 24 días que los jugadores del Alavés no pisan Ibaia. La última vez que lo hicieron fue el 13 de marzo, viernes. El virus paró la vida en Europa y confinó la pelota, que espera tiempos mejores. Todo son dudas en una profesión que, al igual que otras tantas, ve tambalearse los presupuestos y las cuentas de resultados. Ahora manda la incertidumbre. Los jugadores albiazules siguen en sus casas, siguiendo sus rutinas de entrenamiento bajo las directrices del cuerpo técnico. Unas dos horas diarias, cinco o seis días a la semana, para no perder masa muscular.
Algunos se llevaron en su día material de Ibaia, otros se lo han comprado. Aparatos, gomas, cintas para correr, bicicletas estáticas... «Lo tenemos que hacer, somos conscientes de la situación. Hay que mantenerse activo», decía Lisandro Magallán. Pero no es comparable «a hacerlo en Ibaia con los compañeros». El balón es disfuncional entre cuatro paredes. Necesita grupo, gente, espacio, toque. «No es fácil. Unas vacaciones son más largas, pero te permiten una actividad que ahora se reduce mucho», explicaba el preparador físico albiazul José Morga. Los futbolistas aguardan con impaciencia el retorno de la competición, que, después de un parón tan prolongado, requerirá inevitablemente de una 'minipretemporada' para la readaptación física de los equipos. «Lo ideal sería que, como mínimo, tuviéramos un par de semanas», apunta Morga.
La industria del fútbol está en 'stand by'. Angustiada por las consecuencias económicas de la crisis, que serían letales en caso de no poder reanudarse la competición. De momento, la Liga anima a los clubes a presentar los correspondientes ERTEs alegando causas de «fuerza mayor», aunque no encuentra la sintonía adecuada con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Algunos, como el Alavés, ya se han agarrado a esta opción, también en desacuerdo con los jugadores, como expresó Edgar Méndez en una televisión mexicana. Mucho dinero en juego para una maquinaria que actualmente vive fundamentalmente de los derechos televisivos. Un 65% del presupuesto total del club babazorro, que, además, en concepto de taquillas puede perderse partidos tan señalados como los derbis ante Real Sociedad y Osasuna o la visita del Barcelona.
«Hoy lo importante es la salud, después veremos cómo solucionar el fútbol», subrayó el albiazul Magallán. En el horizonte, que aún se intuye lejano, un futuro hipotecado. También en la planificación deportiva, dependiente de la estabilidad financiera. «Estamos padeciendo la incertidumbre de qué va a pasar y en qué medida, en aspectos económicos, nos puede afectar para poder tomar decisiones», reflexiona el director deportivo alavesista, Sergio Fernández, en el portal digital 'Alicanteopinión'.
«Es una situación compleja porque los clubes estamos maniatados en la toma de decisiones», explica el leonés, que, sin la posibilidad de ver fútbol en directo, sigue en contacto con el resto de la secretaría técnica para «hablar de nombres y ver jugadores que nos van llegando». Porque «nuestra responsabilidad es estar preparados para todas las alternativas que se puedan presentar en el futuro, si tiene que ser con incorporaciones a coste cero, si vamos a disponer de algunos recursos económicos...».
«Va a haber un antes y un después de esta pandemia», precisa Sergio Fernández. El Alavés espera el punto de inflexión en calma clasificatoria –siete puntos de renta sobre el descenso para once jornadas–, en busca de una quinta temporada consecutiva en Primera que aliviaría el impacto económico de la pandemia.
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