Athletic 2-0 Alavés

El Alavés pasa de la oportunidad a una noche sin apenas opciones

Luis García Plaza había optado por repetir el once que consiguió un triunfo clave en Mendizorroza ante el Rayo Vallecano. Ha quedado claro que apenas hay ya variaciones en la alineación que no respondan a una obligación. Carlos Vicente volvió a ganar el pulso con Sola en la derecha, en la casi única duda razonable de cada semana. Duarte es un comodín y desde hace meses suplente de Javi López, mientras que Kike García tampoco parece contar como baza real para discutir el puesto a Samu, aunque disfruta de minutos casi siempre. No parece que el resto de jugadores, al menos mientras sea necesario sumar o no haya sanciones o lesiones, vaya a asomar en la formación inicial. La plantilla tiene unas limitaciones bastante claras. Por parte del Athletic, sin sorpresas tampoco al comienzo. Con la esperada ausencia de Sancet y los dos 'Fórmulas Uno' Williams en las bandas, como los denominó el técnico alavesista. Ambos aceleran por encima del límite de velocidad y eso rompe defensas.

La única sorpresa albiazul residió en ver a Rioja y Carlos Vicente a pierna cambiada. El Alavés diseñó el triángulo Rioja-Gorosabel-Guevara para tratar de reducir el impacto de Nico Williams. Lo consiguió durante bastantes minutos. No en la acción del primer tanto, que el extremo sacó de la nada para el remate de calidad de Guruzeta. Uno de esos goles que marca la diferencia. Entre una escuadra albiazul que suda cada tanto (26 en 29 partidos) y un adversario que los derrocha (50 en los mismos choques). El cuadro albiazul se cerraba prácticamente con un 4-5-1 y, en un inicio de intensidad y orden, buscaba las contras. Llegó una muy clara para continuar con el maleficio Guridi. Un jugadón colectivo pleno de precisión y donde el cabezazo final acabó de forma milagrosa rechazado por la bota de Unai Simón. Después lllegaría el penalti forzado por Gorosabel y que esta vez Rioja no aprovechó ante el portero alavés, que volvió a ser una muralla.

Del 0-1 al 1-0 y poco más que añadir realmente. Ahi terminó el Alavés y emergió el oponente, notable en sus recursos para controlar el juego y llegar con suficiencia hasta el área de Sivera. Estiró Iñaki Willians el campo en un envío largo, Rafa Marín no pudo tocar el balón suelto y Guruzeta volvió a marcar con frialdad. Indetectable el delantero para la zaga albiazul como indescifrable para el equipo resultó el despliegue local. 2-0 antes del descanso y gracias. Vendaval que hizo zozobrar a un conjunto vitoriano azotado por el golpe psicológico de verse cerca de tomar ventaja y después muy lejos de pelear por los puntos.

Casi nada funcionó en el Alavés tras el derrumbe. Ni Samu podía con los centrales bilbaínos ni tampoco los cambios dieron aire a los albiazules. Hagi y Kike García primero para pasar a un 4-4-2 que apenas modificó el guion del duelo. Muy cómodo el Athletic, sin forzar la máquina en exceso y buscando un tercer tanto que acabara con cualquier duda. Cerca estuvo Guruzeta del 'hat trick' tras un mal despeje de Sivera que salvó después el meta con fortuna. O los Williams de aumentar la cuenta. Si el Alavés tenía problemas para sujetarlos con el equipo entero y sin arriesgar, los problemas se multiplicaban cuando se trataba de adelantar líneas. La presión rojiblanca, además, forzaba múltiples pérdidas de un Alavés desnortado. No es precisamente el equipo albiazul un experto en jugar con el marcador en contra. Más bien lo contrario. De acertar primero suele vivir. Estuvo cerca de ver cómo el duelo cambiaba con el penalti, pero no fue así.

Así que tocó sufrir y tratar de llegar a la orilla sin demasiados golpes en la carrocería. Entrarían Benavídez y Giuliano por unos desconocidos Samu y Guevara. Eso sí, nadie destacó en las filas albiazules. A Giuliano le llegó la única opción alavesista tras el descanso. En un remate forzado que se le escapó fuera y pudo incluso meter picante en el choque al final. Así es el fútbol. Sólo cuentan los goles. No hubo ayer ninguno del exalavesista Villalibre, que ni siquiera saltó al césped. Su cara en el banquillo, cuando Valverde optó por los veteranos Muniain y Raúl García, era reveladora.

A algo había que estar atento en una segunda parte escasa de emoción y realmente sin respuesta albiazul ante la superioridad rival. Uno de esos pocos partidos donde el Alavés no logra llevar al menos al límite el marcador. Así que toca resetear en el paréntesis liguero y esperar el siguiente derbi frente a la Real Sociedad. No es precisamente la temporada de los partidos de rivalidad, pero el cuadro alavesista mantiene su holgada distancia sobre la línea roja. Todo indica que queda poco para garantizar el objetivo de la permanencia.