Garitano y el sello de la garantía

El entrenador guipuzcoano «tiene un año más» de contrato «si estamos en Primera», confirma el director deportivo albiazul. Un epígrama contractual que tampoco es garantía de continuidad. José Bordalás ya vivió un episodio similar en la temporada 2015-16. El técnico alicantino tenía recogida esa misma cláusula en caso de ascenso, pero, tras dejar al equipo en Primera, el club acordó su destitución, previa indemnización económica.

Cuestión de confianza. «Al margen de los resultados, estamos más que satisfechos con nuestro entrenador. Por su implicación, por su predisposición al trabajo, por su conocimiento... Pero a veces las cosas no salen como uno espera y en esta profesión somos esclavos de los resultados. Y cuando no son los esperados, a quien le corresponde toma las decisiones que considera», reflexiona Sergio Fernández.

La arbitrariedad de la satisfacción. El conjunto vitoriano está en los números del objetivo. Seis por encima de los puestos de descenso. Pero las sensaciones no terminan de instalarse en el convencimiento. «Mentiría si digo que el equipo me ha provocado esta temporada las satisfacciones que buscamos. No puedo decir que haya visto reflejada, en algunos partidos, la imagen de lo que me gustaría que fuera el Alavés», apunta Fernández, consciente de que la profunda renovación que acomete el plantel albiazul cada temporada, banquillo incluido, requiere de «un tiempo» y «un proceso» para una correcta raigambre futbolística. Consciente también de que el listón de exigencia se eleva tras cada temporada exitosa.

El ascenso, la final de Copa, las holgadas salvaciones con Abelardo... «Hemos perdido la perspectiva de la realidad respecto al rendimiento del equipo. Es la cuarta temporada en Primera, siendo el quinto presupuesto más bajo. Nuestra obligación es competir por lo máximo. Y me gustaría ver un Deportivo Alavés competitivo cada fin de semana. Pero la gente valorará lo que es estar en Primera cuando no estemos, que espero que sea dentro de muchísimos años».

En el aire está también el futuro de Manu García, el único jugador albiazul que termina contrato al final de esta temporada. Con matices también. El capitán, que cumple 34 años en abril, renovará automáticamente si este curso disputa 25 partidos oficiales –al menos 45 minutos en cada uno–. Lleva 17. Con 16 jornadas por delante, le quedan ocho para asegurarse su novena temporada consecutiva en Mendizorroza. Con los números actuales tendría la continuidad bien encarrilada –el sexto jugador con más minutos de la plantilla–, pero la llegada de Camarasa y Fejsa en el mercado invernal puede condicionar su protagonismo en el once.

El club, en cualquier caso, no cierra la puerta a una posible renovación pactada sin llegar a esos parámetros. «Tenemos claro que nos gustaría que siguiera muchísimo tiempo con nosotros, porque ha demostrado que realmente él es el ADN del Deportivo Alavés. A partir de ahí entran en juego cuestiones como la edad o el contrato. Llegado su momento, lo abordaremos con la naturalidad que corresponde. Estamos encantados de que sea nuestro capitán y nuestro buque insignia», concluye Sergio Fernández.