Los ases del Barça
Historias en albiazul ·
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Historias en albiazul ·
De cuando Kubala «dio una brillante lección de fútbol» en el Alavés-Barcelona del 28 de febrero de 1956 en MendizorrozaComo el año pasado, la suerte ha querido que el Alavés se enfrente en los primeros compases de la Liga con el F. C. Barcelona. Y, al igual que sucedió hace un año, lo temprano del choque siempre alienta la posibilidad de dar la sorpresa. ... Además, los partidos contra los grandes en Mendizorroza tienen el atractivo añadido de ver en directo a los mejores jugadores del mundo, como Leo Messi.
Algo parecido sucedió cuando el Barça visitó Vitoria en febrero de 1956. Era la segunda temporada consecutiva del Alavés en Primera tras su ascenso en 1954, pero el año anterior no había podido jugar en Vitoria el mejor blaugrana de entonces, el mítico Ladislao Kubala, que estaba lesionado, por lo que los aficionados esperaban poder verle esta vez. De hecho, ya con motivo del ascenso se había cantado en las gradas de Mendizorroza una estrofa alusiva a las dos grandes figuras de la Liga, una merengue y otra culé: «Veremos en casita a Kubala y Di Stefanito, rumba la rumba la rumba, la rumba del cañón».
Kubala (Budapest, 1927-Barcelona, 2002) era ya entonces considerado un jugador mítico. En una época en la que todavía era posible según el reglamento, jugó con tres selecciones nacionales distintas: Hungría, Checoslovaquia, de donde era oriunda su familia, y finalmente España, a donde llegó tras huir de Europa del Este, superando muchos contratiempos para escapar del Telón de Acero. Fue elegido por expertos de la FIFA entre los cincuenta mejores jugadores del siglo XX.
En 1956 estaba en el cénit de su carrera, por lo que no es extraño que «los jugadores del Barcelona, especialmente Kubala» fueran «la nota destacada de la actualidad vitoriana» los días previos al partido. El encuentro era «el que más interés ha despertado en Vitoria en la presente temporada. Rebasa, con mucho, los ánimos que existieron cuando otro de los equipos grandes, el Real Madrid, visitó Vitoria».
La estancia del equipo azulgrana en la ciudad se prolongó más de lo previsto porque el partido, que iba a disputarse el domingo 26 de febrero, tuvo que retrasarse hasta el martes 28 a causa de la intensa nevada que inutilizó el terreno de juego de Mendizorroza. El Barcelona llegó a Vitoria en autobús y se alojó en el Hotel Frontón, en la calle San Prudencio.
En ese hotel, un reportero local entrevistó al secretario técnico azulgrana, José Samitier, que alabó el juego del Alavés, que ya en Las Corts había tratado de tú a tú a su equipo. Añadió que «no es tan matemático el fútbol como la gente dice», pues no todo dependía del dinero invertido. Recordando en parte lo que sucede esta temporada tras la marcha de Neymar al PSG, el periodista preguntó si la delantera azulgrana no estaba «un poco desarticulada». Samitier lo negó, respondiendo que siempre «ha habido crisis de delanteras», porque esta línea era la más visible y discutida.
El club albiazul llevaba una buena racha, con siete partidos sin perder, pero también el Barcelona estaba en buena forma, empatado en el liderazgo de la Liga con el Athletic. El partido fue declarado ‘día de ayuda al club’, de manera que los socios debían pagar un complemento. Pese a ello, hubo un «lleno imponente», incluyendo aficionados bilbaínos, interesados en la derrota del Barcelona, que «silbaron a la estrella del equipo blaugrana Kubala».
El Alavés actuó con Carlos, Sanz, Erezuma, Kaiku, Aitor, Ibarra, Primi, Echeandía, Ucelay, Echániz y Arbaizar. En el partido existió «en todo momento una gran dosis de emoción», pero finalmente se impuso la calidad visitante (1-3). El gran protagonista fue el extremo uruguayo Villaverde, autor de los tres goles azulgranas, pero Kubala «dio una brillante lección», conduciendo el equipo «con extraordinaria visión y con colocación magnífica». «Situado posicionalmente en el espacio que queda entre la media y la delantera, lanzó a sus compañeros a unos contraataques velocísimos, que no podían ser resueltos por los albiazules». Eso sí, los aficionados locales protestaron las «indelicadas marrullerías» de un «Kubala muy teatral y protestón, pero efectivo».
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