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Gracias a Dios ha finalizado el incomprensible mercado de fichajes. Y en esto, como en todo, cada uno cuenta la feria según le va o le vaya, porque esto da muchas vueltas. Por lo que respecta a nuestro Glorioso hay que decir que el mercado ... ha sido bastante generoso, si lo ponemos en el contexto de campañas anteriores y del panorama futbolístico en general. Apenas hemos escuchado esa cantinela que por estas fechas no paraba de sonar, el tope salarial. Yo creo que con lo que ha llegado y lo que había es para ser optimistas. El equipo tiene buena pinta, sobre todo viendo el buen partido del sábado contra el Valencia.
De cualquier manera, como lo cortés no quita lo valiente, a pesar de ser más crítico que otra cosa, cuando hay que reconocer el trabajo bien hecho por parte de la secretaría técnica, se hace. No es cuestión de criticar por criticar, ni aplaudir por aplaudir, ya que puede dar la sensación de que tienes algo personal en el asunto en vez de una opinión objetiva e imparcial. Hay que reconocer que en este apartado del mercado de fichajes el asunto no es nada fácil.
Influyen tantos parámetros económicos, deportivos, personales, familiares, burocráticos, fechas, momentos, intereses de terceros ajenos a la negociación como la presión mediática, la de las respectivas aficiones... Y todo eso negociando a tres, cuatro o más bandas. El jugador con todo su entorno familiar, club vendedor, club comprador, un tercer o cuarto club que pueden estar implicado en la operación porque de rebote les afecta a ellos, e incluso algún grupo bancario o financiero que media en la operación económica.
Pero de todos esos agentes que intervienen en la operación los más peligrosos son los representantes, intermediarios o, mejor dicho, comisionistas. Estos son capaces de venderte una moto rota o un frigorífico en el Polo Norte. Lo tienen claro, cuanto más se mueva el producto más comisiones a facturar. Por eso es muy importante que el trabajo de la secretaria técnica sea exquisitamente riguroso y disponga de una base de datos con cientos de jugadores que tenga bien detallado su historial, características deportivas, personales, sociales, familiares, médicas, etcétera.
Más que nada para que no te vendan la moto rota. Y, además, para que luego no nos contradigamos diciendo que queremos un vestuario ejemplar con gente profesional, implicada, generosa, solidaria, competitiva, pensado más en lo colectivo que en lo personal. Y luego resulte que traigamos varios elementos que a uno le va más la marcha fuera del campo que dentro, otro es un poco rarito de carácter, el que va a su bola o ese que no aguanta el banquillo.
Luego ya, el míster le pondrá en su sitio. Y, claro, al final ni mete goles él ni los demás y el que ya no está en su sitio es el míster porque lo han despedido por no saber gestionar un vestuario. En definitiva, que en estos asuntos de fichajes, independientemente del rigor que se aplique en su búsqueda, no es fácil acertar. Hay que aplicar aquello de 'puro, marido y mujer más vale acertar que escoger'.
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