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Había bastantes huecos y estuvo muy lejos de la fiesta que podía haber sido, pero al final, después de todo, Mendizorroza registró una buena asistencia, pese a la polémica de las entradas, que se reflejó fundamentalmente en el fondo de Polideportivo, el que habitualmente ocupa ... Arabako Garrasia, que esta vez estaba semivacío. Entre los abonados que sí ocuparon su localidad -unos dos tercios, según la estimación ofrecida por el Deportivo Alavés-, aficionados albiazules esporádicos, seguidores verdiblancos -un buen número-, invitaciones y entradas de empresas, fueron 13.482 espectadores los que dieron cita en el estadio del Paseo de Cervantes en una desapacible tarde-noche de Reyes. Pero había un ambiente extraño.
No por el fuerte despliegue policial en los aledaños del estadio, el habitual en los partidos de alto riesgo, declarado este Alavés-Betis así tras los incidentes que hinchas de ambos equipos habían protagonizado en el duelo liguero que habían disputado en octubre. Ningún suceso que lamentar esta vez, afortunadamente. La atmósfera era rara por la imagen de una grada desangelada por la polémica que generó en un sector de la afición el hecho de que el club decidiera hacer pasar por caja al abonado en este partido -la Copa no está incluida en el carnet y la entidad se reserva la potestad de hacerlo de pago o no-.
El fondo de seguridad, lleno; el de Polideportivo, el pulmón de Mendizorroza, prácticamente vacío. Aunque tampoco estaban repletas, sí había gente en el resto de tribunas. Buena afluencia en Preferencia y en Cervantes. Menor en Principal. Pero había detalles que evidenciaban que no era un día más en el bullicioso hogar alavesista. Desde la habitual presentación del equipo, cuando la afición corea los nombres de sus jugadores, deslucida esta vez. Pocos decibelios.
Y cuando el balón echó a rodar, de hecho, se escuchaba más los aficionados del Betis que a la parroquia local. Eso sí que es raro. Los abonados alavesistas que acudieron, eso sí, se dejaron pronto notar con sus gritos de ánimo al equipo. Mendizorroza no fue la fiesta que suele ser -la imagen de ese fondo así era triste-, pero los hinchas albiazules que asistieron al templo cuidaron muy bien de los suyos. De menos a más, impulsados por el gran partido del equipo hasta acallar cualquier atisbo de ánimo bético, ganando intensidad al ritmo de un juego contagioso. El nombre de Benavídez sí sonó muy alto en la celebración el gol. Y el 'Álavés te Quiero'. Eso siempre, pase lo que pase.
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