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Aleix Vidal (Valls, Tarragona; 1989) es el jugador que se encara con la grada o realiza un corte de mangas al aire tras un gol. «Uno es de sangre caliente», reconoce. También el que ya suma dos goles y cuatro asistencias. «Sabe mejor marcar», ... asegura. Un futbolista cuya valoración no entiende de grises. Blanco o negro. «Al venir de equipos grandes te exigen el máximo, eso seguro. Pero no me preocupa». Es el que, de menos a más, intenta dar la vuelta a las dudas que dejó su rendimiento en el inicio de temporada. «Entre la continuidad que no estaba teniendo y la diferencia entre unos equipos y otros, al principio cuesta», explica.
Errático a veces, decisivo otras. Tan talentoso como irregular, pero importante en este Alavés. Solo se ha perdido un partido y fue por la cláusula del miedo del Sevilla. Cada vez menos intermitente y más integrado en el engranaje ofensivo albiazul. «Hace ya bastantes jornadas que vuelvo a sentir sensaciones que no sentía hace años». Capaz de inventar un regate en el área, dibujar precisos centros al área y, en esa escala sin grises, censurar públicamente las decisiones de su entrenador, como cuando, tras empatar contra un Betis con diez, dijo aquello de que «si metes gente defensiva en vez de ofensiva se complica más».
«Quedó zanjado», asegura Aleix Vidal siete semanas y media después de aquellas altisonantes declaraciones. No había vuelto a hablar públicamente desde entonces. Ya pidió perdón «tanto al cuerpo técnico como a los compañeros». Y desde la distancia del tiempo vuelve a reconocer «un error que cometí». Con algún matiz. «Ya dije que me había equivocado en dónde lo había dicho, pero no me arrepentía del mensaje». Desde su punto de vista fue un fallo de forma, no de fondo. No se esconde en el campo y tampoco fuera.
Críticas a Garitano
«Gracias a Dios, a raíz de eso, parece que todo ha ido mejor. Si se pone la cosa mala espero no tener que volver a hacerlo para que vaya bien», apunta con una sonrisa. Aleix Vidal en estado puro. Sin grises. «Lo de antes era una broma. Las cosas que había que corregir se hicieron mejor», precisa para evitar malas interpretaciones ahora que los focos le apuntan solo desde la vertiente futbolística. «Ahora mismo estoy haciendo las cosas bien», asegura, consciente de que su buen rendimiento individual es un reflejo del crecimiento colectivo. «Si uno hace las cosas bien es porque los que están alrededor también las están haciendo».
Está «contento» en Vitoria. «A día de hoy las expectativas que tenía cuando vine están saliendo a la perfección». El plan era «volver a disfrutar del fútbol» y lo está consiguiendo. Y no descarta un futuro en color albiazul más allá del mes de junio, cuando finaliza su cesión del Sevilla. «No depende de mí. Hay muchas cosas que se tienen que hablar. Aquí estoy súper a gusto, muy contento tanto con la ciudad, como con el club en general, con los compañeros y el cuerpo técnico. Nunca hay que descartar opciones. También hay que valorar lo que está haciendo por mí el Alavés este año. Todo será hablarlo», concluye.
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