Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ayer, cinco días antes de que dé comienzo la jornada 4, había cuatro equipos que aún no sabían si iban a jugarla en la fecha estipulada o tendrían el fin de semana libre. Una «chapucilla», como lo definió Javier Calleja, entrenador del Deportivo Alavés, uno ... de los equipos implicados. El plantel albiazul debía visitar el campo del Villarreal el sábado a las 18.30 horas, pero todo quedó en el aire el domingo 29 de agosto, hace más de una semana, cuando la Liga solicitó el aplazamiento del encuentro de La Cerámica y del Sevilla-Barcelona.
El motivo, que las convocatorias internacionales de la CONMEBOL impedían regresar a tiempo a algunos jugadores –lo harían el viernes– y que esos partidos no se podían desplazar a la franja dominical porque el martes comienza la Champions para castellonenses, hispalenses y culés. La respuesta de la Federación tardó tres días en llegar. En sentido contrario, claro. El Comité de Competición rechazó los aplazamientos porque la citación de futbolistas con sus selecciones no es un motivo de fuerza mayor para solicitar tal medida.
Y la Liga anunció que impugnaría la decisión federativa porque, a su juicio, «atenta contra la integridad deportiva de la competición». En definitiva, un nuevo encontronazo entre Tebas y Rubiales que tiene olvidados en medio a equipos, futbolistas y aficionados. «Hay muchos profesionales trabajando detrás», lamentaba el técnico albiazul, sumido en días de e incomprensible «incertidumbre» durante el parón. Porque «no es lo mismo preparar un partido contra el Villarreal o contra Osasuna, no tiene nada que ver».
Al no tratarse de un asunto disciplinario –el recurso no se ha interpuesto ante Apelación–, sino de materia competicional, la decisión final en todo este lío corresponde al CSD, pero ayer, lunes, aún no se había pronunciado. En principio, si Competición rechazó el aplazamiento, los partidos se deberían jugar el sábado, pero en la web oficial de la Liga aún aparecían como 'aplazados' y el plan semanal del Deportivo Alavés incluía la coletilla de 'por confirmar' detrás de la casilla que incluye la disputa de la cuarta jornada liguera. Tanto los albiazules como los amarillos han diseñado sus sesiones pensando en el encuentro, pero víctimas de una incertidumbre que, a cien horas de su disputa, nadie puede entender.
Si finalmente no se jugara este fin de semana, el Alavés estaría 22 días sin competir de manera oficial, entre el viernes 27 de agosto que jugó en Mestalla (3-0) y el sábado 18 de septiembre que recibirá a Osasuna en Mendizorroza. Con la tensión acumulada del mal inicio y la duda, imposible de resolver, de si es mejor sumar más tiempo de entrenamiento para engrasar una maquinaria que de momento no ha funcionado o mantener el ritmo competitivo.
Un lunar, otro, en una competición que presume de profesionalidad. Un hándicap serio para equipos, entrenadores y futbolistas. Y otra piedra en la pesada mochila que los aficionados cargan con tanto lío de horarios y fútbol entre semana. Circunstancias que no ayudan a devolver a la Liga el lustre futbolístico perdido en los últimos años.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.