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No llegó una merecida clasificación para las semifinales de Copa, pero Mendizorroza ha disfrutado este miércoles de una noche para el recuerdo. Después de que un soberbio Alavés zarandeara al Valencia durante noventa minutos colosales a los que solo faltaron unos gramos más ... de acierto y remate para despachar al conjunto che antes de la prórroga. Allí, en el territorio donde manda el oxígeno, el cuadro de Abelardo se sostuvo con apuros para forzar la tanda de penaltis. Un epílogo trepidante donde los errores consecutivos en los lanzamientos, hasta tres por parte de Pedraza, Hernán y Sobrino, impidieron que el conjunto vitoriano se colara entre los cuatro mejores por segunda vez consecutiva. Ni la constatación de la superioridad albiazul en el cómputo global de la eliminatoria, que ya pudo desequilibrar en Mestalla, sirvió esta vez para concretar un objetivo que resbaló de las manos en el último momento. Los pequeños detalles penalizaron demasiado para conceder el pase al Valencia. Sin merma de una escuadra vitoriana que ofreció por momentos un recital de orden, intensidad y empuje, para reducir a cenizas al rival. Con un imperial Pina a los mandos o un Sobrino excelente dentro de un trabajo colectivo sin mancha mientras duraron las fuerzas.
Llegó el amargo adiós, aunque también la constatación del crecimiento del equipo, ya apuntado desde hace un par de meses. No hay forma de comparar este Alavés con el que penó por la competición liguera en los inicios y esa es la mejor sensación posible para afrontar cuatro últimos meses con la permanencia en juego. El conjunto albiazul comienza a funcionar con regularidad, más allá de que circunstancias aisladas como las que aparecieron frente al Leganés o las de este miércoles, ante un rival de mucha calidad, puedan complicarle.
Alavés
Sivera, Martín, Laguardia, Ely (Demirovic, min. 84), Duarte; Tomás Pina, Dani Torres; Ibai Gómez (Hernán Pérez, min. 70), Sobrino, Pedraza; y Guidetti (Munir, min. 70).
2
-
1
Valencia
Jaume, Montoya, G. Paulista (Garay, min. 22), Rubén Vezo, Gayà; Kondogbia, Parejo, Maksimovic (Mina, min. 76), Guedes; Zaza y Vietto (Rodrigo, min. 58).
goles. 1-0, m.72: Munir, de cabeza. 1-1, m.77: Santi Mina. 2-1, m.86: Sobrino.
penaltis. 1-0: Pina, gol. 1-1: Rodrigo, gol. 1-1: Pedraza, paró Jaume. 1-2: Mina, gol. 1-2: Hernán Pérez, paró Jaume. 1-2: Kondogbia, paró Sivera. 2-2: Munir, gol. 2-3: Gayá, gol. 2-3: Sobrino, fuera.
árbitro. Álvarez Izquierdo (Comité Catalán). Amonestó a los locales Torres (min. 47), Pedraza (min. 65), Munir (min. 79), Pina (min. 95) y Duarte (min. 97) y a los visitantes Maksimovic (min. 49), Vezo (min. 61), Kondogbia (min. 79), Parejo (min. 84), Guedes (min. 92) y Santi Mina (min. 103)
incidencias. Partido correspondiente a la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio de Mendizorroza ante 19.127 espectadores en unas gradas que contaron con la presencia de unos 50 aficionados levantinos. En el partido de ida el Valencia se impuso por 2-1.
Que no hay fortuna con los árbitros es una realidad palpable durante esta fase. Un claro penalti de Garay por mano en la primera mitad se fue al limbo por obra de Álvarez Izquierdo y su auxiliar. Después, en el 1-1 del Valencia, Zaza desequilibró a Laguardia con un leve toque con el codo. La primera acción, muy nítida, no se señaló. La segunda, dudosa, a beneficio del equipo grande. Nada nuevo.
Abelardo había dejado claro desde el principio que el Alavés no iba a regalar nada en cuando a elementos situados sobre el césped. El «Sivera y diez más» que anunció en la previa del partido se convirtió en el portero valenciano acompañado por diez de los mejores futbolistas de la plantilla, con la única ausencia de Munir para dar entrada a Sobrino. Con el objetivo de hacer frente a un Valencia también sin frenos. Marcelino solo retocó con la entrada de Maksimovic por Andreas Pereira respecto al choque de ida.
Pero el conjunto albiazul apretó el acelerador desde prácticamente el inicio. Con una red colectiva de presión y atrevimiento que dejó al Valencia desorientado. El Alavés anticipaba en cada jugada, ganaba todos los balones divididos y controlaba el ritmo. Pina y Dani Torres se imponían con claridad en el eje, mientras que Vietto y Zaza se convertían en figuras decorativas en ataque ante la incapacidad visitante para superar líneas o rebasar la solidez de los centrales. Puro ritmo alavesista, aunque con más llegada que remate en una fase donde la hiperactividad de Sobrino creaba problemas. A Guidetti, con menos velocidad, le complicaban Vezo y Garay -que sustituyó al lesionado Gabriel Paulista- con su contundencia. Resultaba un dominio casi abrumador, pero tampoco hubo pegada en la larga sencuencia de acciones a balón parado, con seis córners en pocos minutos. Del Valencia no existían noticias, más allá de un par de arrancadas de Gayá por la izquierda.
Se antojaba complicado sostener un esfuerzo de ese nivel, pero el Alavés aumentó incluso sus revoluciones tras el descanso, además de encontrar buenas soluciones para combinar, de nuevo con Pina como motor de casi todo. Como Abelardo había anunciado, el objetivo de alcanzar el tramo final dentro de la eliminatoria se cumplió. Ahí metió sobre el césped a Hernán y Munir, y el delantero acertó al primer cabezazo. Justo después de que Kongdobia, en la primera ocasión clara del rival, estrellara el balón en el larguero.
En el mejor escenario el Alavés, hasta entonces inmaculado en su estructura defensiva, cedió en una acción extraña. Con posible falta sobre Laguardia, pero también una cadena de errores desde un saque de banda a favor que concluyó en fulminante contraataque para el tanto de Santi Mina. Aún a ese inmerecido mazazo consiguió reponerse el cuadro albiazul, ya con Demirovic en el campo. Sobrino cazó un rebote tras una falta para forzar la prórroga.
Después, casi todo adquirió un tono gris. Aunque con tres atacantes frescos -Munir, Hernán y Demirovic- al Alavés no le dio para más. Abelardo tuvo que recomponer el equipo con Duarte como central y Sobrino en la banda izquierda. Literalmente sin fuerzas, el Valencia manejó con claridad esos minutos y pudo sentenciar en ocasiones claras de Garay o en un disparo de Rodrigo que Sivera desvió al larguero. Era cuestión de aguantar y llevar al favorito hasta el límite. Tampoco en esto falló un cuadro vitoriano. Los penaltis decidieron, pero el Alavés sale reforzado. Capaz, cuando arranca el tramo decisivo, de plantar cara a cualquiera.
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