El Alavés se reencuentra con su enemigo más íntimo

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Una derrota que dejó visto para sentencia el descenso que el equipo vitoriano certificaría ocho días después en el Ciutat de Valencia. Otra muesca de la memoria alavesista en Balaídos, plató de escenas imborrables en la historia albiazul. Postales imborrables en el álbum de un club acostumbrado a los vaivenes de su propia biografía.

El agradecimiento de Fernando Ortiz de Zárate a los seguidores desplazados y la celebración de Igor Martínez a lomos de Calderón en la agónica salvación de 2008; el consuelo de los aficionados al propio delantero vitoriano y el abatimiento de César Caneda tendido sobre el césped en el triste descenso a Segunda B en 2009. Dos cursos unidos por un mismo hilo argumental y un final antagónico. Feliz el primero, funesto el segundo. Inolvidables ambos para los cientos de seguidores vitorianos presentes en las gradas del estadio celeste.

Distinto tono tuvo la tercera romería albiazul a Vigo, en febrero de 2017. Empate a cero. No era un partido definitivo como los otros, pero era el primer paso hacia la final de Copa de un recién ascendido a Primera. El segundo y definitivo se dio seis después en Mendizorroza, con el histórico gol de Edgar que llevó el delirio a las gradas y borró la sonrisilla que se la había escapado al capitán celtiña, Hugo Mallo, cuando conoció el emparejamiento del sorteo.

No fue la primera gran noche copera del Alavés en Balaídos. Ya había vivido otra en 2004. Entonces, como equipo de Segunda, se ganó allí el pase a semifinales. De la mano de Pepe Mel, tras aguantar estoicamente las embestidas del Celta (1-0) para hacer valer el 4-2 del partido de ida. En semifinales esperaba el Zaragoza, que cortó el sueño de un equipo babazorro que se quedaría a las puertas del ascenso.

La historia más reciente sonríe al Celta, que ha salido victorioso en los últimos cinco duelos. Tres en Balaídos, con un balance total de 12-0, y dos en Mendizorroza. La última victoria albiazul en esta particular relación duradera data de octubre de 2019, hace cuatro años, un 2-0 con goles de Magallán y Lucas Pérez. La última en Vigo, doce meses antes, cuando imperó en el marcador el solitario gol de Tomás Pina. Mañana, capítulo 69.