
Alavés 0-1 Real Madrid
El Alavés derrocha un escenario benévoloSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Alavés 0-1 Real Madrid
El Alavés derrocha un escenario benévoloNi en un contexto amable tras la expulsión de Mbappé ha logrado el Alavés cambiar la ley del más fuerte. Noquear a un gigante exige ... siempre unas circunstancias favorables, como así ha sucedido al jugar en superioridad más de media hora, pero también pegada. De eso, de golpear con eficacia en los mejores momentos, ha carecido por completo un conjunto albiazul tan insistente como inofensivo. Muchas llegadas hasta las inmediaciones del área y buenas fases de combinaciones para pocas ocasiones claras y ningún gol. Quizás sea simplemente la realidad. Al Real Madrid le ha bastado una acción colectiva de calidad para abrir el marcador a través del zurdazo ajustado de Camavinga y remar después con orden para lograr su objetivo. Al cuadro vitoriano se le contabiliza un tanto en los últimos cinco partidos en Mendizorroza. Los datos son tozudos.
No había a priori demasiadas dudas sobre el once inicial y Coudet dio entrada a Owono y Aleñá. Para cubrir las obligadas bajas por sanción de Sivera y Guridi. También ha retornado Tenaglia al lateral diestro tras cumplir su sanción para devolver a Diarra al banquillo. El Real Madrid, por su parte, se ha plantado en Mendizorroza con un equipo reconocible y solo dos ausencias de renombre: Vinicius y Bellingham, que entrarían en la fase final del duelo. Ancelotti, en medio de la eliminatoria europea y con la Liga en juego, ha refrescado el once con jugadores como Lucas Vázquez o Arda Güller, pero también seguían allí futbolistas como Valverde, Mbappé o Rodrygo. Nada de experimentos.
Al Alavés no le ha dado para exprimir sus momentos. Ni en un inicio de presión asfixiante sobre un rival que trataba de sacar el balón desde atrás ni cuando once contra diez había un desequilibrio evidente. Antes del 0-1 el cuadro albiazul explotaba su físico para apretar uno a uno por todo el campo y buscar los robos en campo contrario. Aparecieron en ocasiones, pero la niebla se echaba en los metros finales. Aleñá hacía de enganche con Kike García y Carlos Martín partía esta vez desde la izquierda. Todos a una. La escuadra de Coudet se hacía corta, como pretendía, y apretaba de firme. Curioso o tal vez sólo lógico es que sin brillar en absoluto el Real Madrid marcó un tanto anulado por falta a Owono, otro válido y pudo hacer uno más al final cuando el meta albiazul sacó el zapatazo de Bellingham. El equipo vitoriano, que no desmereció colectivamente en nada, se quedó en acciones atropelladas y sólo una oportunidad clara cuando a Carlos Vicente se le fue el posible empate antes del descanso a unos centímetros del palo.
No es que el Alavés sea precisamente un especialista en manejar partidos a través del balón y es lo que tocó cuando el rival se quedó con diez y a la espera del contragolpe. Tampoco el Real Madrid destaca por su capacidad de presión y más bien defendió a través de la acumulación de jugadores en su campo. En este escenario Jordán aportó más de lo habitual en el eje para elaborar entre líneas, aunque de nuevo casi todo lo peligroso llegó desde la banda derecha de Tenaglia y Carlos Vicente. Pero ya se sabe que el objetivo albiazul a la hora de crear peligro pasa por transiciones rápidas y no se hacía fácil ante un adversario a la espera. Ese que había amenazado en el inicio con la movilidad de Rodrygo y luego se pasó al acierto y la exuberancia física de tipos como Camavinga o Valverde.
Coudet había cambiado las posiciones de Aleñá y Carlos Martín, para colocar a este segundo en el área a buscar los centros. Era el recurso alavesista por obligación. No había detonante a través de últimos pases precisos y nada explotaba cerca del área de Courtois. Tampoco cuando entró Toni Martínez para insistir en esa intención de colgar balones llegó a inquietarse el meta belga. De nuevo, más posesión de balón que profundidad y centros casi siempre forzados, pocas veces desde posiciones ventajosas. Aún así, la insistencia parecía ofrecer buenas perspectivas hasta que llegó la roja a Manu Sánchez. Si Mbappé había cazado a Blanco, el lateral albiazul derribó a un recién entrado Vinicius y el VAR decretó la roja.
Diez contra diez desaparecieron las mejores oportunidades y emergió otro duelo. Entraron Diarra y Guevara, pero el balón comenzó a ser madridista. Con la frescura del trío Vinicius, Bellingham y Brahim y las dificultades alavesistas para sostenerse entero. Incluso cuando Protesoni y Cabanes añadieron oxígeno al equipo. Poco más que desesperación y pataleo ante un adversario que se había recuperado del agobio y amagó con aumentar el marcador. Owono se lo impidió a Bellingham, pero ni los siete minutos de descuento, con otro de añadido, sirvieron para amenazar de verdad.
Nada inesperado, la derrota ante el Real Madrid, aunque sí con esa sensación de no haber llevado el partido hasta las últimas consecuencias. De haber sufrido una expulsión evitable, tras un saque de puerta con la mano de Courtois, que impidió a los albiazules acabar el partido en el campo contrario. Pero la carrera continúa y, por el momento, el Alavés se mantiene fuera de las posiciones de descenso. Así que siete determinantes jornadas por delante y la mirada fija en el horizonte. Allí, al fondo y para los que la merezcan, espera la permanencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.