Un boceto de lógicos tonos grises

Caer en este contexto no es motivo suficiente para precipitados incendios, y menos todavía cuando faltan por llegar algunas piezas y otras apenas suman un puñado de entrenamientos. La derrota queda, al menos de momento, en la categoría de aviso. Una luminosa señal a tener en cuenta, pero que no debe condicionar una hoja de ruta que mira más al fondo que a la forma. Calleja quiere a un Alavés protagonista y valiente y para eso necesitará trabajo en los entrenamientos y pruebas en los amistosos.

Para medirse a la SD Logroñés, que apostó por el contracultural César Caneda en el eje de su zaga titular, el técnico dispuso sobre el césped de Ibaia un 4-3-3 con un pivote muy definido, Tomás Pina, y una sola referencia ofensiva. En su primera prueba se olvidó del 4-4-2. Tampoco tenía muchos mimbres para ello. De la convocatoria se cayó -además de Toni Moya, Javi López y Édgar, afectados de una manera u otra por el coronavirus- uno de sus cuatro puntas, Taichi Hara, y Joselu no saltó al campo. Fue Lucas el que ejerció de referencia, acompañado en la derecha por Iván Martín, todavía en pleno proceso de aprendizaje, y Unai Ropero en zurda que mostró una frescura y desparpajo que contrastaban con el tono de partido.

Pese al ritmo bajo que anestesió sobre todo los primeros minutos del lance, el Alavés buscó ser protagonista con el balón. El escenario de partido le era propicio, pero tampoco rehuyó la tarea. Aunque esa valentía plasmase a un equipo todavía poco acostumbrado a esas tareas. Los balones, tras salir de la defensa, llegaban a un Pina muchas veces incrustado entre centrales. Pero faltó el siguiente eslabón de una cadena todavía desajustada.

El Alavés encontró el gol, al filo de la media hora, en un penalti que transformó con precisión Lucas Pérez. El gallego dio a partir de entonces más continuidad a sus movimientos y se elevó la intensidad de un equipo que pagaba de forma evidente el cansancio de sesiones dobles casi diarias. Pudo irse al descanso en ventaja, pero una notable definición de falta directa de Lozano puso la igualada.

Calleja cambió por completo a su equipo tras el descanso y dio la manija del juego a Manu García. En una posición más adelantada que Pina en la primera, fue el protagonista constante de las posesiones albiazules. Aunque todavía debe afinar la mirilla. Un mal pase suyo dejó sólo delante de Sivera a Soberón, que batió por alto al portero. El Alavés dominaba e incorporaba a su juego buenas subidas de Carlos Isaac desde la derecha, pero el Logroñés sentenció con otro penalti transformado por Soberón. El resultado, duro incluso para el estreno, sólo pone sobre número una realidad: el Alavés tiene todavía un amplio margen de mejora.

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