Deportivo Alavés

La obligación de recuperar el control en Mendizorroza

Los tropiezos ante el Barcelona y el Valladolid nacen de contextos distintos, pero tienen un denominador común. El club blaugrana era un gigante con todas las de vencer y el vallisoletano un rival directo, aunque ambos castigaron con demasiada facilidad a un equipo que no se encontró sobre el césped. Más allá del tramo inicial del último partido o algunos momentos de la segunda parte ante el Barça, el saldo de méritos vitorianos ha sido raquítico.

Una situación nada habitual. El Alavés ha disputado esta temporada cinco partidos como local en los que lleva el mismo número de victorias que de derrotas. Los triunfos iniciales ante el Sevilla y Las Palmas -tras empatar ante un buen Betis- auguraban otro curso de felicidad en el Paseo de Cervantes. Pero la realidad es que ahora el Alavés suma en apenas un cuarto de los partidos que debe disputar como local casi la mitad de todas las derrotas que encajó en casa el curso pasado. Entonces solo seis equipos se llevaron el triunfo.

Tampoco es frecuente que el equipo encadene tres derrotas como local. No lo hizo en Segunda, donde era uno de los dominadores, pero sí el año de su descenso. Es más, entonces sus tres primeros partidos en casa se saldaron con sendas derrotas. También un curso antes había encajado tres seguidas. Para encontrar más hay que remontarse al inicio de la 2017-2018. Entonces perdió cinco partidos seguidos, aunque poco después revirtió la tendencia hasta el punto de sumar seis victorias y un empate en siete partidos.

Aunque el horario, otro de los viernes criticados por la afición, volverá a jugar en su contra, el Alavés necesita rearmarse en su templo. Conseguir, en definitiva, un triunfo que corte la pésima racha y le reconcilie con su gran fortaleza. Después le tocarán otros dos enfrentamientos exigentes como local ante el Leganés y el Athletic para terminar el año.