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Blanca Castillo

Alavés 2 - Málaga 1

De las dudas a la euforia en 90 minutos

19.450 espectadores. ·

Mendizorroza vuelve a batir su récord de asistencia este curso para llenar el depósito de moral antes de la cita clave

Sábado, 20 de mayo 2023, 22:42

A Mendizorroza le gusta la épica. Es más, el corazón del Deportivo Alavés parece instalado en finales de partido apoteósicos, de cara o cruz y nervios extremos hasta el último segundo. De gritos al cielo y miradas calladas que lo dicen todo entre compañeros de ... asiento. Pero cuando ese camino por la cuerda floja termina con final feliz, la explosión es antológica. Euforia descontrolada. Y nadie se acuerda de que, minutos antes, la impotencia y las dudas reinaban por encima de todo. El presente sonríe y lo inunda todo. El estadio, con su mejor entrada de la temporada -19.450 espectadores-, apagó sus luces con el convencimiento de que el Deportivo Alavés volverá a primera dentro de siete días.

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El depósito anímico albiazul acabó rebosante. Al final, lo que vale son los resultados. Y el Alavés hizo lo que tenía que hacer. Sabía que el triunfo no le iba a dar nada inmediato. Solo la promesa de que seguiría teniendo su destino en sus manos. Que no es poco. La jornada dio para todo. Incluso, para que alguno creyese, mientras miraba el resto de resultados de la jornada, que el Alavés iba a poder llegar a Gran Canaria en puestos de ascenso directo.

Porque el partido se jugó en el césped, en la grada, y en otros cuatro estadios. Mendizorroza vivió colgado del transistor, la aplicación de resultados y la calculadora. Le interesaba lo que tenía delante, siempre lo hace, pero los argumentos futbolísticos a ojos vista le llevaban a soñar y sumergirse en otros escenarios. Puede que por eso el campo arrancase templado. El Alavés no se lanzó a por el triunfo desde el primer segundo y esa pausa desconcertó a la grada. El prólogo fue soberbio aunque al encuentro le costó coger temperatura.

El Baskonia no falla

Hora y media antes del choque, el autobús albiazul llegaba a Mendizorroza tras haberse apuntado un primer tanto anímico. Otro recibimiento impecable, con pasillo, cánticos, bengalas y el respaldo de una ciudad que sueña de forma incondicional con su equipo. En el campo, un imponente tifo. Seña de identidad... y un deseo. «Del barro al cielo, siempre contigo», rezaba. Lo primero que vieron los jugadores nada más saltar al césped escoltados por banderas. Los partidos empiezan a ganarse mucho antes del pitido inicial.

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En la grada, cánticos para levantar el ánimo albiazul cuando la confianza zozobraba y, sobre todo, después del mazazo visitante. Con presencia de ilustres como los baskonistas Kotsar, Raieste, Enoch, Howard, Marinkovic, Sedekerskis, Costello y Giedraitis. También una cuadrilla particular. Una esquina del estadio estaba teñida de naranja por un animado grupo. Todos, salvo el del centro. Mikel, que se casa con Olaia. Y su cuadrilla, de varias localidades cercanas, lo disfrazó de Asier Villalibre. Camiseta albiazul, txapela y la inconfundible barba. El encuentro entre original y copia llegó con suspense. Un compañero tuvo que avisar al delantero de la presencia del grupo. Él se acercó, camiseta en mano, y el novio se fue con premio. Que sean felices y coman perdices. O pimientos. De Gernika, como el Búfalo, claro.

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