La vitalidad de un líder

Resulta evidente que Luis García Plaza transmite dentro y fuera del vestuario. Dentro lo corroboran los resultados, aunque también las sensaciones y las realidades. Nada como ver a esos extremos (Rioja, Carlos Vicente, Sola, Simeone, Abde...) perseguir en defensa a los laterales rivales cuando es necesario. O esas coberturas, en ocasiones de intensísimos esfuerzos, por parte de los Guevara, Benavídez, Blanco o Guridi. O ese arar el campo y dejar metafóricos surcos de Kike García. Ya se sabe que las delanteras ganan partidos pero las defensas campeonatos. Traducido al idioma albiazul, para sobrevivir con holgura en la categoría solo cabe coser una red defensiva consistente. Con hilo pegajoso si puede ser, de esas que atrapan a rivales de mayor calidad. De las que solo se fabrican con materiales como el orden y la solidaridad.

Luis García Plaza ha sabido convencer para aplicar esta fórmula ganadora. Es pura energía y con la vitalidad de un líder se ha ganado igualmente al seguidor vitoriano. Simplemente transmite. Cierto es que en los últimos años ha resultado difícil hacerle cara a otros entrenadores, que rara vez han acumulado más de unos meses en el banquillo albiazul. Pero es que el fútbol intenso y vertical que propugna el preparador madrileño siempre ha formado parte de los genes alavesistas. Quizás no sea espectacular, salvo cuando las revoluciones se disparan en determinados tramos de partido, pero sí entretenido y efectivo. Casi nada. Además, ya se sabe que las comparecencias públicas no dan puntos, pero sí aportan detalles que acercan o alejan la figura del entrenador. En este caso, el aficionado siente que le hablan al oído.

Todo muy bonito, pero por delante otro proyecto que vivirá en el límite económico. Quizás sea la próxima, en realidad, la primera temporada de las últimas décadas donde se pueda hablar con propiedad de proyecto. Es decir, de una mínima estabilidad para que no haya que sujetar el tejado mientras se cambian los cimientos cada verano. Ese combo Luis García Plaza-Sergio Fernández (ambos con contrato hasta 2026) que formará junto al club el triángulo de las decisiones. Otra vez por delante el objetivo de la consolidación en Primera. De que aquellos seis históricos años consecutivos en la máxima categoría (2016-2022) frustrados después con un descenso sean ahora superados. De que poco a poco se añada patrimonio deportivo a la plantilla y las cesiones sean una cuestión puntual. Vamos, de que el Alavés crezca.