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Bache acuciante del Alavés que no ve puerta en tres partidos seguidos, tampoco suma de tres en tres y en Vitoria ante el colista no ... pudo tampoco jugando tras la reanudación con dos delanteros natos. A los puntos igual hubiera ganado en Mendizorroza, pero todos esperábamos una vuelta de tuerca con más superioridad sobre el Lugo. Y eso que el técnico local Luis García sorprendió con muchas novedades en el once.
En la parte de atrás volvió el central Abqar tras su sanción, pero es que irremediablemente el portero Sivera fue de los mejores jugadores albiazules. También el homólogo contrario fue decisivo ante una dupla local con los cedidos Villalibre sin suerte cara al gol y Róber de enganche. En la sala de máquinas se produjo la revolución, acompañando al intocable Rioja la vieja guardia del ilusionante comienzo de la temporada con Alkain en el otro extremo y el doble pivote para Benavídez y Salva Sevilla. Aun así y con el árbol agitado, la imprecisión en la elaboración del juego fue la tónica, al igual que en los últimos partidos con cuatro horas y media ya, más los minutos de descuento, sin perforar la red contraria. Tampoco con más goleadores sobre el campo, como el segundo punta Miguel y otro extremo a pierna cambiada como Abde, se modificó el guion.
Ni más tarde con Guridi y Jason, que deberán afinar su puntería para regresar al once. Porque el conjunto gallego vino con su cuarto entrenador de una temporada asfixiante, el vitoriano Iñigo Vélezde Mendizabal, que asustó pero tampoco pudo llevarse la victoria. Cambió la táctica de su conjunto para apostar por tres centrales y dos carrileros, dando más equilibrio a su juego, pero le costó enlazar con sus estiletes Avilés y el exalbiazul Barreiro. Sí contuvo las predecibles embestidas locales, pero le faltó profundidad para salir del fondo de la tabla. Por el Alavés chocó que Antonio Blanco, más incluso que Sylla o Moya, no jugara un solo minuto, pero está claro que a falta de once duelos ya no hay tiempo para rebobinar. Y también es contradictorio que una de las plantillas más realizadoras como la nuestra lleve una sequía tan pronunciada como inoportuna.
Nos estamos arriesgando a la lotería de los últimos encuentros en un todo o nada y estamos dejándonos puntos por el camino ante rivales con menos recorrido. La próxima salida a Ponferrada, también en la zona baja clasificatoria, se antoja liberadora antes de enfrentarse a formaciones de la zona media, como al Tenerife en casa y el Huesca fuera. Después de la adrenalina de febrero, estamos capeando un marzo de penurias y toca que cada futbolista sume lo mejor de sí mismo para desnivelar situaciones comprometidas. Como decía el míster alavesista es la hora de los valientes y con la máxima presión como exigencia toca lidiar por el bien de un grupo que no parece inferior a ninguno.
Los refuerzos han venido finalmente y tiempo hay para remontar, por lo que no cabe desmayo para mirar atrás, sino sólo para coger el impulso que todos esperamos. Como solidez de conjunto no veo pegas con una defensa cada vez más asentada, pero en ataque hay que discurrir llegadas más claras, sobre todo intentando desbordar en más jugadas de 'uno contra uno', que creen superioridad para su finalización. En esa área contraria debe aflorar más la calidad, tanto en el último pase como en el disparo, porque hasta ahora puede que nos haya bastado con una efectividad fuera de lo normal.
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