Una huella por restaurar

Las cifras, en cualquier caso, le apuntan como argumento ilusionante en una situación crítica necesitada de clavos a los que agarrarse, por mucho que ardan, como es el caso. Con cuatro goles y tres asistencias –el que más del equipo– es el segundo jugador albiazul que ha participado en más goles tras Joselu (7 tantos y un pase definitivo), pero más allá de las estadísticas habituales, todos los caminos numéricos apuntan a Lucas.

Porque es el que menos minutos necesita para perforar la portería rival (316) y, sobre todo, porque el equipo marca más cuando el delantero gallego está en el campo: le cuesta 97 minutos ver puerta cuando Lucas está en el campo y 122 cuando no está. Y también encaja menos: cada 60 con, cada 52 sin él. Son solo cálculos relativos, pero coincidentes en la importancia que ha tenido el punta coruñés cuando ha participado.

Su incidencia, en cualquier caso, va más allá de los números. Muy pocos jugadores pueden cambiar un partido como lo hizo él ante el Athletic, el primer rival de Javi Calleja en el banquillo albiazul, cuando salió en la segunda parte y desajustó todo el entramado defensivo rojiblanco. Asistencia incluida, para el gol de Rodrigo Ely. A balón parado, igual que hizo con Ximo ante el Valencia y con Joselu ante el Real Madrid. Con el golpeo del gallego las jugadas de estrategia alavesistas ganan enteros.

Y también Joselu, tantas veces compañero de fatigas en punta. Su sociedad fue el principal aval del ataque albiazul mientras las aguas bajaban tranquilas por Mendizorroza. Se complementan, se mejoran. De esa conexión nació la pequeña esperanza del partido ante el Real Madrid (1-4): asistencia de Lucas y gol de Joselu. Y ante el Atlético (1-2), cuando se intercambiaron los papeles: pase del segundo y gol en propia de Felipe cuando el primero se disponía a encañonar a Oblak.

Su último gran partido fue ante el Valladolid (1-0), el único triunfo babazorro con Abelardo, pero después no tuvo excesiva relevancia contra Barcelona, Real, Osasuna y Cádiz. La calidad de Lucas está fuera de toda duda. Su reto ahora es traducirla en beneficio colectivo. Las declaraciones de los protagonistas insinúan una nueva oportunidad en San Mamés –de inicio o no–, con un sistema táctico aún incierto.