Las espadas en todo lo alto

Para empezar, el Alavés tuvo que modificar su once en la medular por las bajas de Antonio Blanco y Salva Sevilla con sus relevos naturales como Benavídez y Toni Moya, respectivamente. Ante un rival con mayor número de individualidades en la plantilla, tiró de bloque para compensar. Incluso para merecer más en una primera parte donde por lo menos desactivó el ataque contrario y le faltó llegar con algo más de calidad y peligro. Por lo que fue acreedor a los puntos de llevarse la primera parte tanto por su dominio territorial como por salir más victorioso en los duelos individuales.

Porque tras la reanudación, el zurdo visitante Montiel y luego Wesley volvieron a probar desde lejos a nuestro portero Sivera, imperial toda la temporada. Empezó a notarse el cansancio físico de los jugadores albiazules por su ritmo trepidante anterior y por lo tanto los cambios arriba, primero con Villalibre y luego Alkain y Róber. De esta forma se igualó la contienda y el partido se abrió de forma clara con un toma y daca tan bonito como taquicárdico. Es decir, un Alavés, con el objetivo entre ceja y ceja de marcar el gol de la victoria, pero un Levante cada vez más crecido y armado al contragolpe con el veterano Soldado al frente. Tácticamente vino bien cambiar después a los extremos a pierna natural para poder aprovechar más los centros y remates. Sin embargo y pese al encomiable esfuerzo de cada futbolista alavesista, formando entre ellos una verdadera cadena humana, faltó más dinamita en ataque.

Si el sino de toda la temporada ha sido una defensa a prueba de bomba, siendo el conjunto que mejor defiende y con menos disparos en contra, también le ha faltado más calidad ofensiva. Tanto en llegadas más peligrosas al área contraria como en definiciones de nivel, como la pescadilla que se muerde la cola, con un equilibrio final que ninguna escuadra de la categoría ha conseguido de forma clamorosa. De ahí, la igualdad existente y los pequeños detalles para certificar cada resultado, como el triunfo tan necesario como ineludible que necesitaremos el sábado a domicilio para recuperar la máxima categoría.

Es verdad que no tenemos el factor cancha pero no creo que el Levante especule tanto con una igualada que le vale como lo hizo Las Palmas. Tampoco seríamos el primer equipo que asalta su estadio y eso significa que hay que salir a ganar desde el principio y que no podemos esperar a la última media hora de juego para dinamitar el partido.

Lo dicen los números, como los del segundo equipo que se ha quedado con la miel en los labios de subir otro peldaño más para la formación de sus futuribles. Es decir, fue una pena que el filial del Alavés no consiguiera en su último duelo de la temporada un consecutivo ascenso, esta vez a un escalón por debajo de Segunda. No hay que quitar mérito a unos chavales que bastante han hecho, aunque me extraña sobremanera que el rival de Sanlúcar de Barrameda nos haya eliminado con un cedido nuestro y además goleador. Es decir, no entiendo cómo se puede reforzar a un equipo contrario de la misma categoría con Alan Godoy y si no, que alguien me lo explique.