Alavés-Granada
Un punto insuficiente al final del caosSecciones
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Alavés-Granada
Un punto insuficiente al final del caosLa teoría del caos habla de sistemas sensibles a las variaciones, de comportamientos predecibles que de repente se vuelven aleatorios, difíciles de explicar. Como el Alavés-Granada. Una absoluta locura que terminó en empate después de casi cien minutos de embrollos y sucesos que podían ... haber inclinado la balanza hacia cualquiera de los dos lados sin justificación futbolística aparente. Un partido para jugar y para sentir. Para gestionar unas emociones a flor de piel que fueron las encargadas de guiar el duelo por los caminos más inescrutables del fútbol.
Una paranoia colectiva elevada a la quintaesencia en un tramo final abocado a la taquicardia. En el minuto 82 Quini había desviado con la mano un remate de Sedlar. En el 84, después de revisar el vídeo, el colegiado señaló el punto de penalti. En el 86, Salva Sevilla, un maestro desde la distancia, se estrelló con la estirada de André Ferreira. Auge y caída de una ilusión, la del ascenso directo, que ahora queda en 'stand by' hasta conocer los resultados de los rivales directos.
El reflejo de un partido con tantos dientes de sierra que no se sabía muy bien por dónde agarrarlo. Salió muy bien el Alavés, falló Abqar, se adelantó de penalti el Granada, se volvió loco el Glorioso, fue expulsado Sergio Ruiz, empató Rioja, paró el penalti Ferreira, fue expulsado Duarte y terminó mejor el equipo que pocos minutos antes parecía noqueado. Un resumen a bote pronto.
El partido, en realidad, se llevaba jugando toda la semana. Y el espectacular ambiente que lució Mendizorroza descorchó el duelo muchos minutos antes de que el inefable Caparrós Hernández activara su silbato. Lo interpretó bien de inicio el Alavés. Una ocasión en 16 segundos: balón robado por Miguel, internada de Rioja y remate fuera de Róber. Así se empieza un partido que tienes que ganar sí o sí. Explosiva salida del equipo albiazul. Enchufado, duro en los choques y rápido en el juego directo en busca de sus dos delanteros.
Más ímpetu que juego, eso sí. Y la sensación de competir tan al filo de la tensión que en cualquier momento se puede volver en contra. Ocurrió en el minuto 20, en forma de grave error de Abqar, posiblemente el mejor jugador albiazul del curso, que dejó el balón a Uzuni, al que Sivera no tuvo más remedio que derribar en el área. Penalti y gol. Y puerta abierta a la ansiedad de un Alavés sobreexcitado que, entre faltas, protestas y triquiñuelas granadinas, se apagó hasta el descanso.
Se serenó después –algo–. Y salió beneficiado de la segunda amarilla de Sergio Ruiz por protestar, llamativa en un contexto de tanto roce. A Rioja le costó poco convertir la superioridad numérica en gol. Minutos clave en la lucha por el ascenso. Y, con Sylla en el banco, debut del argentino Panichelli, otro elemento inesperado en un duelo que completó su locura con VAR, penalti y expulsión de Duarte. Al final del caos, un empate insuficiente.
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