Alavés 0-1 Girona
El Alavés se dispara en la botaAlavés 0-1 Girona
El Alavés se dispara en la botaAl fútbol se juega en el centro del campo, pero el marcador refleja lo que sucede en las áreas. Es la teoría elaborada por los entendidos y la que el Alavés sigue sin ser capaz de aplicar mediada la competición. Ni cerca de la portería ... propia ni cerca de la ajena se maneja con solvencia. Así que mayúscula decepción en el inicio deportivo de 2025. Con uno de esos encuentros, ya van demasiados, desperdiciado sin demasiada explicación. Un disparo en el pie, o en la bota por hablar de términos futbolísticos, se dio la escuadra albiazul al derrochar un buen partido colectivo. Ese en el que neutralizó al potente Girona y, por momentos, lo sometió. Ese que pudo resolver en varias acciones de una notable segunda parte, incluida la clamorosa oportunidad de Conechny. Ese que perdió en el descuento en otro error garrafal de Diarra. No es necesario hablar demasiado sobre el central, basta con verlo sobre el césped para entender que no es su lugar.
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Con todos los achaques del necesitado carga el Alavés, que parece la reencarnación de la Ley de Murphy. Esa que atrae la mala suerte. La tostada cae casi siempre del lado de la mantequilla. Y parece que la escuadra albiazul ha abierto una panadería de lácteos. Cuando ya perdió a Sivera antes de la Navidad, en apenas media hora Jordán y Carlos Martín se retiraron del césped con problemas físicos. Unos minutos después Busquets Ferrer señaló un penalti sobre Conechny que el VAR, con Ortiz Arias al frente, rearbitró. Existió el empujón, leve, sí, pero existió el empujón de Arnau. ¿De verdad era una acción de videoarbitraje? ¿Le mostraron al colegiado la toma buena? Parece que lo del Alavés con el VAR es repetitivo. Como si el colegiado de turno ve un video de TikTok en el monitor porque parece que ya sabe qué va a decidir. En fin…
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Coudet se llevó la primera derrota desde el banquillo, posiblemente en el mejor partido de los suyos, y el Alavés cortó una racha de cuatro empates consecutivos. Rozó hacerlo con una victoria, es cierto, pero lo hizo con una derrota. No hubo sorpresas en el once, más allá del regreso a la línea de cuatro defensas y el retorno de Tenaglia. El argentino y Blanco destacaron levemente en un cuadro albiazul coral que se esforzó al límite y consiguió dejar en casi nada al Girona. Sólo en el arranque se sintió cómodo el equipo catalán, que monopolizaba el balón y poco más ante un conjunto vitoriano bien armado.
Claro que otra cuestión es tener claridad en los últimos metros. Casi todo son 'uys' en un ataque donde lo peligroso ocurre frecuentemente por la derecha de Tenaglia y Carlos Vicente. De allí partió el balón que a media hora del final derrochó Conechny, completamente solo en el segundo palo y a apenas dos o tres metros de la portería. Tampoco llegó Kike García de cabeza en la primera mitad a un balón con aroma de gol. No fue demasiado lo que produjo el Alavés. Es cierto. Aunque menos el Girona. Una oportunidad de Danjuma por un error en el control de Abqar, el regalo del 0-1 y un par de sustos a cargo de Owono que hicieron recordar su nombre de pila (¡Jesús¡).
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El Alavés remaba y remaba sin llegar a la orilla. Tampoco sacaba demasiado rédito del balón parado, que es la llave maestra para abrir puertas cerradas. Pero ajustaba bien las líneas para asfixiar al rival, robar en ocasiones en zonas adelantadas y plantarse con cierta ventaja en tres cuartos de campo. Allí aparecía esa niebla pertinaz. Esa sensación de que no iba a levantar tan fácil el día ofensivo. Como así fue. Dos voleas altas de Blanco, otro disparo lejano de Conechny que salvó el guardameta y mucho pico y pala sin que cavando y cavando apareciera el agua de un triunfo. Ni siquiera con un Toni Martínez que también tuvo la suya desde el borde del área.
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Jon Ander Goitia
Así que el Girona parecía esperar su momento, conformarse con un puntito pese a que desde el banquillo aparecían auténticas amenazas. Stuani, Tsygankov y el colombiano Solís, que acabó por abrir el regalo de Diarra y dejar petrificado a Mendizorroza. Regreso a las maldiciones, redobladas por la formar de perder, y cierre de una primera vuelta que amaneció esplendorosa (10 puntos en seis partidos) y se cierra en plena oscuridad (7 puntos en los últimos 13 encuentros). Por si había alguna duda, queda garantizado que la única y agónica lucha albiazul será por evitar el descenso. También que ha llegado enero y el Alavés sigue de rebajas defensivas. Y así no hay manera. .
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