En ocasiones, el Alavés de Abelardo parece todavía demasiado joven, un proyecto en construcción a pesar de su excelente rendimiento desde el primer día. Al conjunto albiazul, todo brío y corazón, le faltó ante el Girona un punto de madurez, sangre fría y cuajo para interpretar y controlar el partido durante su desarrollo. De alguna forma debían reflejarse los cuatro años en los que Pablo Machín ha construido un conjunto alegre y eficaz, que todavía se empeña en soñar con clasificarse a la Europa League en su estreno en Primera División. Los vitorianos pagaron muy cara su inocencia, que además tuvo un componente demasiado cruel por el gol anulado a Sobrino dos minutos antes del primer tanto del Girona, el inocente penalti de
El conjunto albiazul, en pleno vuelo tras sus dos triunfos consecutivos, se citaba con su hinchada para dejar la permanencia a un solo paso y saborear la recta final de la Liga, lejos ya del estrés permanente que supuso la temporada desde agosto hasta el primer tramo de la segunda vuelta. Los hombres de
Alavés
Pacheco; Martín, Laguardia, Ely, Duarte; Ibai Gómez, Pina, Dani Torres (Manu García, min. 61), Burgui (Sobrino, min. 46); Munir y Guidetti.
1
-
2
Girona
Bono; Maffeo, Alcalá, Juanpe, Muniesa, Aday Benítez; Timor, Aleix García (Pere Pons, min. 79); Lozano (Portu, min. 56), Borja García y Olunga (Stuani, min. 67).
Goles 0-1, m.58: Aleix García, de falta. 0-2, m.86: Stuani, de penalti. 1-2, m.90: Tomás Pina.
Árbitro González Fuertes (Comité Asturiano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Ely (min. 83), Wakaso (min. 89), Guidetti (min. 91) y Manu García (min. 93) y a los visitantes Bono (min. 80), Maffeo (min. 89), Timor (min. 91), Juanpe (min. 95) y Alcalá (min. 95).
Incidencias Partido correspondiente a la trigésima tercera jornada de la Liga Santander disputado en el estadio de Mendizorroza ante 18.366 espectadores. La recaudación de la taquilla se destinó a los clubes convenidos del Alavés.
Todo ello sucedió en diez minutos frenéticos, con síntomas de ferocidad inconfundibles. El arranque fue muy similar al del derbi de Ipurua, en el que el Alavés engulló al Eibar. Los albiazules llegaron a acumular hasta seis jugadores en la frontal del Girona cuando trataba de dar inicio a la jugada, la mejor muestra de la voracidad con la que saltaron al campo los albiazules. La puntería, sin embargo, se fue esta vez al limbo, y el Girona no se dejó amedrentar por ese derroche de energía, intensidad y ambición. Los de
El Alavés contaba con una teórica superioridad numérica en las alas, aunque en ningún momento pareció real por la falta de influencia que tenían en el juego
El encuentro exigía frescura en las bandas y
El Alavés estaba tocado. Necesitaba una inyección de adrenalina, garra y orgullo que se encontraba en su banquillo.
Pero aún faltaba una última ración de crueldad.
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