Decía Víctor Laguardia en aquella charla previa al ascenso ante el Levante que un amigo vitoriano le contó una vez que el Alavés es «experto en liarla». Cierto. Para lo bueno y para lo malo, ahí está la historia albiazul, trufada de decepciones y salpimentada ... también de agónicos gritos de alegría. Así que si en la pasada campaña el confetti cayó sobre los albiazules en el minuto 129 del último partido en el Ciutat de Valencia no parece que en la actual vaya a existir tampoco un mínimo de traquilidad. A base de derrochar oportunidades en el primer tramo del campeonato, ¡qué sopapo el desenlace frente al Real Madrid!, el conjunto de Luis García Plaza se ha garantizado el sufrimiento en 2024. Uno observa ya de reojo ese Las Palmas-Alavés que cerrará el campeonato allá por el final del próximo mayo. Lo mira como miraría a un tipo solitario y malencarado que de madrugada aparece por un cantón del Casco Viejo. Con recelo.
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Y es que un Alavés coral y atractivo en diferentes fases, pero lastrado por su falta de gol, ha generado hasta el momento bastante más juego que puntos. Protagonizando, sin duda, algunos de los mejores partidos que se recuerdan en Mendizorroza en Primera desde hace años. Vale, tampoco era tan complicado tras unos últimos ejercicios de desecho en la máxima categoría.
4 En los cuatro
últimos partidos ligueros -un empate y tres derrotas- el plantel vitoriano no ha logrado marcar gol.
Al campo del paseo de Cervantes siempre se ha ido a sufrir, pero este grupo de futbolistas permite también disfrutar. Si al fútbol como dicen se juega en el centro del campo, el trío Guevara-Blanco-Guridi produce señales de que el balón está bien cuidado. Dentro de unos límites. Entre ellos el salarial. No debe olvidarse que el cuadro vitoriano posee el más bajo de la categoría. Bajo este parámetro, cuatro meses largos fuera del descenso son éxito. Ya se sabe que casi todo depende del cristal con que se mira. Aquí, a través de uno en blanco y azul.
Un dato rechina a estas alturas sobre todos los demás. 14 goles a favor en 18 partidos. Tres de ellos en propia puerta (ante Valencia, Betis y Granada). Samu, el mejor realizador alavesista con cuatro tantos, se ha dejado por el camino un puñado de ocasiones muy claras. Pero es que la línea de tres cuartos cuya labor es apoyar a los delanteros se ha quedado en dos pobres goles (Abde y Rioja). Futbolistas como Sola y Hagi, llegados a última hora, han resultado hasta el momento más efectistas que efectivos.
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Poca, poquísima pólvora, para derribar a equipos de Primera. Controlar a Samu, como han hecho recientemente los rivales, es dejar al cuadro vitoriano ofensivamente en casi nada. Ni hablar de Alkain o Karrikaburu, que parecen ya con el sello de salida. En un mercado invernal donde el técnico reclama un central, llega también un extremo diestro. Recuperar a Simeone y Panichelli -éste muy del agrado del preparador alavesista- permitirá a priori elevar las revoluciones ofensivas. Nada va a sobrar.
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El Alavés se ha abrigado hasta el momento en Mendizorroza (13 puntos sumados de los 16 totales) y ha padecido frío a domicilio. Choques perdidos por detalles ante Getafe o Rayo, incapacidad para sentenciar a Villarreal y Celta en sus estadios, incluso al Barcelona en Montjuic. También algunos fundidos a negro: Athletic, Atlético de Madrid o Girona. Nada extraño ni que se salga del guion que el cuadro albiazul sea decimosexto con tres puntos de ventaja sobre el descenso. Sí una pena haber desperdiciado la ocasión de disponer de un mullido colchón para lo que vendrá. Almería, Granada, Celta, Cádiz y Alavés ocupan las cinco últimas posiciones. No parece casual ni será sencillo que algún otro equipo se añada a esta lista. Los señalados para pelear por la supervivencia.
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