Joselu, Lejeune y Pellistri miran hacia la grada cariacontecidos tras la derrota ante el Celta. prensa2

Las consecuencias inevitables

El Alavés agoniza en Primera tras una caída de dos años y se condena a un destino fatal de secuelas inciertas

Lunes, 9 de mayo 2022, 01:38

Cuando el presente es tan espantoso es normal apartarle la mirada. Desviarla al pasado, a las cosas que hiciste bien, a las que hiciste mal. ... A cuándo empezaste a hacerlas tan mal para llegar a este fatídico punto. Dirigirla al futuro. El club ya llevaba tiempo trabajando en un doble escenario, asumiendo la posibilidad de un descenso al que ya solo niegan las matemáticas. El equipo tiene el deber moral de acabar con cierta dignidad una temporada paupérrima.

Publicidad

A ese pasado está a punto de caer el récord histórico de permanencia en Primera, cifrado en seis temporadas que parecen llegar a su fin. Un hito tan digno de elogio como de reflexión. Por la sensación de involución, de equipo decreciente. De finalista de Copa a los continuos malabarismos sobre el alambre que, salvo milagro, van a terminar en aparatosa caída al pozo de la Segunda División. A la tercera, como dice el ideario popular, va la vencida. Algo se rompió en el parón de la pandemia para que un equipo que caminaba sobrio por la categoría se desplomara y no haya sido aún capaz de levantarse.

De los 84 partidos ligueros desde entonces el Alavés ha perdido 47, el 56%. Y ha encajado el doble de goles (140) de los que ha marcado (69). Números escalofriantes. Aquellos barros, estos lodos. Y siete entrenadores de estilos variopintos en apenas 22 meses: Asier Garitano, López Muñiz, Pablo Machín, Abelardo, Javi Calleja, Mendilibar y Julio Velázquez. «No creo que todos lo estén haciendo mal», se defendía el técnico madrileño en una entrevista en ELCORREO. Un proyecto de vaivenes y parches marcado por la inestabilidad. La rutina de la aflicción y la agonía

«Respetar el escudo»

Al pasado más reciente pertenece la imagen indigna que el conjunto albiazul dio el sábado en Balaídos. Aunque «no es un tema de este partido, si estamos donde estamos es porque hemos hecho las cosas mal durante todo el año», asumió Tomás Pina. Un equipo sin alma, un cadáver futbolístico despedazado por un rival que no se jugaba nada pero que con tantas facilidades no pudo evitar divertirse. Cómo tuvo que ser el desaguisado para que los dos capitanes alzaran la voz tan alto y tan claro. «Quiero pedir perdón a la gente que ha venido hasta aquí», dijo Víctor Laguardia, que después lo haría personalmente a la salida del estadio celeste.

Publicidad

«Es una vergüenza», destacó sin ambages Fernando Pacheco, que entroncó ese «desastre» futbolístico con el futuro más inmediato. «Más allá de pelear por la salvación, lo mínimo que hay que hacer es respetar el escudo». Es lo que le queda a este Alavés moribundo que ya ni se atreve a soñar con la permanencia. Empezando por el partido del miércoles ante el Espanyol (Mendizorroza, 19.00 horas), el primero en el que el equipo babazorro puede sellar el descenso de manera matemática. Será equipo de Segunda si pierde, pero podría serlo incluso ganando, aunque no en el césped, ya que tendría que esperar a resultados posteriores.

Un duelo que se presume caliente en lo ambiental. A la llegada del equipo al Aeropuerto de Foronda le esperaba una pancarta firmada por Iraultza 1921 que decía lo siguiente: «Game over. Ahora jugamos nosotrxs». En redes sociales el colectivo recalcó que «esta afición no la merecéis», en alusión al apoyo infinito de una hinchada que hace «lo que no se ha hecho desde el césped ni desde ninguna instancia del club en todas estas últimas temporadas, respetar este escudo». Después quedarán los partidos ante el Levante fuera y el Cádiz en casa. El 22 de mayo acaba la Liga.

Publicidad

Contratos y despedidas

Más allá, la oscuridad de la plata, que brilla muy poco cuando te has acostumbrado al oro. La renovación absoluta de un plantel que solo cuenta con diez jugadores con contrato: Pacheco, Lejeune, Duarte, Rioja, Javi López, Moya, Jason, Miguel, Saúl y Tenaglia –cedido hasta 2023–. Algunos, obviamente, buscarán destino en Primera en caso de descenso. Además, pueden volver cedidos como Tachi, Borja Sainz, Sylla, Isaac, Taichi Hara...

Acaban jugadores importantes como Laguardia, el capitán, o Martín, el canterano, que no ha recibido ninguna noticia del club y ya planifica su futuro lejos de Mendizorroza después de cinco temporadas en el primer equipo.  Se avecina un verano movido, en la categoría que sea, aunque el descenso está ya asumido tanto por la afición como por la entidad. Es el momento de remodelar el futuro de un Alavés que deberá pelear por volver a Primera –el director deportivo, Sergio Fernández, tiene contrato hasta junio de 2023– y luchar contra el riesgo inevitable de un proceso de desafección social.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad