El Alavés se desangra por su portería

El vitoriano es el segundo equipo más goleado de la competición, una faceta que ha mermando sus opciones de victoria de forma constante a lo largo de toda la primera vuelta. Solo el Real Valladolid (37), penúltimo en la clasificación, supera los 31 goles concedidos por el plantel alavés en los primeros diecinueve encuentros de Liga. Un promedio de 1,6 goles encajados por encuentro que ha obligado a los albiazules a tener que agarrarse a un despliegue ofensivo difícil de exhibir. Si esos goles a favor no llegan, las perspectivas babazorras de sumar algún punto se tiñen de pesimismo.

El partido contra el Girona ilustra como pocos la mandíbula de cristal de la que no logra despojarse el Deportivo Alavés. El bloque visitante, pese a su potencial ofensivo, apenas encontró la fórmula para asomarse a la portería de Owono durante todo el partido. Solo había disparado en tres ocasiones, ninguna entre los tres palos, cuando el pésimo despeje de Diarra le abrió una inesperada puerta al gol en su único tiro a puerta de todo el encuentro. Suficiente para sentenciar a un Alavés al que otro error no forzado en defensa dejó vendido. La seguridad que había mostrado en líneas generales -con las excepciones de dos jugadas arriesgadas sin castigo de Owono y Abqar- se desvaneció en el peor momento.

Con el del sábado, el Alavés ha encajado al menos un gol en dieciséis de los diecinueve partidos que ha disputado en la primera vuelta. Solo en tres ha mantenido la portería a cero. Así sucedió en el empate de la segunda jornada contra el Betis (0-0), en la victoria de una semana después contra Las Palmas (2-0) y en el último triunfo del equipo hasta ahora, el logrado contra el Mallorca el 1 de noviembre (1-0). Todos ellos, encuentros disputados en Mendizorroza. Lejos de casa, donde solo ha rescatado un triunfo y dos empates, aún no ha logrado sellar su meta en diez partidos disputados.

En los otros dieciséis choques de la primera vuelta, además, ha sido frecuente que el bloque de Luis García primero y el Chacho Coudet después haya concedido más de un gol. En diez de esos choques los albiazules han encajado dos o más. Aunque no ha sido víctima de contundentes goleadas, hasta cinco rivales -Espanyol, Real Madrid, Barcelona, Valladolid y Villarreal- le han endosado tres dianas. Así, los dos tantos que marcó en tres de esos partidos y que en otros casos hubieran sido garantía de sumar al menos un punto no le valieron para nada. El caso más claro, el inesperado tropiezo ante el Valladolid (2-3) en un partido donde quedó patente su extrema debilidad defensiva.

En esa fallida búsqueda de la solidez defensiva no han contribuido las obligadas y continuas rotaciones de la línea defensiva desde los primeros compases del curso. Las lesiones, sanciones y pruebas a la hora de configurar una parcela plagada de nombres nuevos han frenado cualquier posible estabilidad que contribuyera a ello. Ante el Girona, la apuesta de Coudet consistió en devolver a Manu Sánchez al lateral izquierdo y apostar por Diarra en el centro de la defensa junto a Abqar. La previsible vuelta de Mouriño para enfrentarse al Betis volverá a abrir un abanico en el que también aspira a entrar el recién llegado Garcés. Pero ninguna fórmula ha dado por el momento resultados duraderos que inviten a mantener el dibujo.

Sus malos registros en defensa contrastan con su correcto balance de goles anotados. La llegada de Coudet ha traído también un equipo algo más anotador. Es más, contra el Girona se quedó por primera vez sin marcar desde el aterrizaje del técnico. El Alavés ha marcado 21 goles -un promedio de 1,10 por partido- y es el decimotercero de la competición en esa faceta. Pero de nada le vale cuando es la defensa la que poco a poco va desangrando a los vitorianos.