Los interrogantes del gol albiazul

El gol, la virtud más codiciada del mercado. La más complicada de encontrar y de garantizar. El equipo albiazul, de momento, tiene tres delanteros con contrato para la próxima temporada: Miguel de la Fuente, Mamadou Sylla y Taichi Hara. Pocas certezas, en principio, para un equipo que quiere apuntar alto en Segunda. Nueve goles ligueros entre los tres en el curso que acaba de terminar: uno del pucelano en Primera con el Alavés y ocho del japonés en Bélgica con el Sint-Truidense. El senegalés no estrenó la cuenta ni en Vitoria ni en Vallecas.

A priori, Miguel (23 años) es de los que sigue. El pasado verano firmó un contrato hasta 2025 –llegó libre tras acabar en el Leganés– y, pese a no haber tenido demasiado protagonismo (22 partidos, solo 10 como titular), terminó bien el curso y ofreció pinceladas de lo que puede ofrecer en una categoría que ya conoce (5 goles en 24 partidos con los pepineros). Con los 14 tantos que marcó en Segunda B con el Valladolid Promesas como mejor registro realizador, es un ariete potente capaz de fabricarse sus propios disparos que debe dar un paso adelante en su regreso a la división de plata.

También parece tener hueco Taichi Hara (22 años), cuyo rendimiento en Bélgica ha convencido a la dirección deportiva. 8 dianas y 3 asistencias en 29 partidos. Ya en Croacia, en las filas del Istra, había demostrado que tiene olfato goleador: otros 8 tantos en apenas 18 encuentros entre Liga y Copa. Con contrato hasta 2023, más otros dos años opcionales, el nipón es un delantero centro espigado, de 1,90 metros de altura, pero muy coordinado y notablemente habilidoso para el estereotipo de jugador que dibuja esa envergadura. Un atacante que destaca por su rapidez, que le permite hacer mucho daño al espacio, y que utiliza bien las dos piernas.]

Más dudas ofrece la continuidad de Mamadou Sylla (28 años), que no respondió a las expectativas del traspaso pagado al Girona el verano pasado (2 goles en Copa, al amateur Unami y el Linares) y tampoco cuajó después en su cesión al Rayo. Un delantero físico, potente en carrera y bueno al espacio, en principio, pero son virtudes que no ha sido capaz de lucir con la camiseta albiazul. Le concede el beneficio de la duda el rendimiento ofrecido hace dos temporadas en el conjunto catalán, donde marcó 9 tantos –su tope profesional–. Le quedan dos años más de contrato, hasta 2024.