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La racha albiazul quedó congelada en cinco jornadas. Se quedó sobre la nieve de Mendizorroza, donde el Celta aprovechó su talento ofensivo con cierta dosis de fortuna. Con un gol de rebote en la primera parte. En un rechace del penalti detenido por Pacheco en la segunda. En medio Joselu había hecho historia con el Glorioso para mantener viva una llama que en la segunda parte se fue apagando según las inclemencias meteorológicas fueron entorpeciendo el juego.
No fue un mal Alavés, ni mucho menos, pero sí fue, como pega, algo intermitente. Mandón por momentos, muchos; sufridor a ratos. Entregado siempre, con más o menos acierto, en busca de ese empate que seguramente mereció pero no acertó a rematar. El equipo de Calleja volvió a mostrar carácter para reaccionar al golpe inicial. Y también argumentos para ponerse por delante después, pero no supo aprovechar sus mejores minutos, balón al poste incluido. Y, frenado por los cambios de Coudet, terminó condenado por una pena máxima que Martín, con el brazo abierto, puso en bandeja al irregular González Fuertes.
Alavés
Pacheco; Martín, Laguardia, Lejeune, Rubén Duarte (Sylla, min. 87); Loum (Guidetti, min. 78), Toni Moya Pina, min. 78), Pere Pons (Manu García, min. 78), Édgar (Pellistri, min. 71), Luis Rioja y Joselu.
1
-
2
Celta
Dituro; Kevin Vázquez, Araujo, Javi Galán; Beltrán; Brais Méndez (Tapia, min. 56), Denis Suárez (Solari, min. 56), Nolito (Cervi, min. 46); Aspas (Murillo, min. 82) y Santi Mina.
Goles 0-1, min. 11: Santi Mina. 1-1, min. 21: Joselu. 1-2, min. 70: Aspas.
Árbitro González Fuertes. Amonestó a los albiazules Duarte, Lejeune y Martín, y a los visitantes Brais Méndez y Tapia.
Queda, al menos, la sensación de que la senda esta marcada. De que el Alavés, con sus virtudes y sus defectos, ha afianzado esa personalidad que le permite competir y aspirar a la victoria, aunque, cosas del fútbol, no siempre llegue. Con más luces que sombras ante el Celta, aunque terminaran ganando las segundas. El conjunto albiazul fue mejor donde se cocinan los partidos, pero el celeste tuvo más tino en las áreas, que es donde se condimentan los puntos. Aunque fuera con esa pizca de suerte que no decide pero sí influye.
Había empezado mejor el conjunto albiazul, que ya había avisado con un disparo de Pere Pons tras un buen centro de Martín desde la derecha, pero el Celta se encontró el gol en una acción de fortuna, en un tiro de Santi Mina que tocó en Lejeune y despistó a Pacheco, que llegó a tocar el balón, pero sin la fuerza suficiente para despejarlo (m. 11). A remolque otra vez, como ante el Levante. Pero este Alavés tiene personalidad. Y paciencia. Quedaba mucho. Y los de Calleja tiraron de tal virtud para buscar huecos en la defensa celeste. Encontró uno en una jugada que acabó en tímido disparo de Duarte. En el segundo no perdonó Joselu. Quién si no, aunque fue el rematador de una buena jugada coral: Pons atisbó la ruptura de Edgar por la izquierda –los extremos actuaron de inicio a pierna cambiada–, Rioja peinó en el área el centro del canario y el gallego se aprovechó de la floja salida de Dituro para machacar el empate. Un nuevo partido empezaba en el minuto 20.
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Seguía gobernando el Alavés, pero le costaba más progresar y ya no hallaba situaciones claras en el área gallega. Y el Celta se estiraba amenazante. Porque si algo tiene el equipo celeste es clarividencia con el balón. Y jugadores del talento ofensivo de Iago Aspas, que se inventó un gran centro que no supo aprovechar Santi Mina. En el centro del campo de calidad diseñado por Coudet, Fran Beltrán y Denis Suárez se descolgaban de sus posiciones para desordenar el eje babazorro y el conjunto gallego terminó mejor que el vitoriano la primera parte.
En la segunda, bajo la nieve que arreciaba, empezó mucho mejor el Alavés, que se acercó al gol en un despeje a su portería de Araujo y un remate de Lejeune en un córner y lo rozó en un cabezazo de Loum al palo. Todo eso en ocho minutos. Claro dominio albiazul en el primer cuarto de hora, pero los cambios de Coudet equilibraron al Celta, más compensado con Tapia en el centro del campo, y el juego empezó a cambiar de sitio. El gol anulado a Mina por fuera de juego fue un aviso (m.61).
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El penalti llegó en el 67. Claro, Martín saltó a tapar el centro de Galán con el brazo abierto. Y Pacheco paró el mal disparo inicial de Aspas, pero el propio delantero cogió el rechace para establecer el 1-2. Entonces sí le costó reaccionar al Alavés. Los cambios de Calleja, que relevó a todo el centro del campo de golpe, surtieron menos efecto. Y ya no era fácil jugar sobre la fina capa de nieve que se había adueñado del césped. Solo al final, tras una parada de Pacheco a Galhardo (m. 80), achucharon los de Calleja. Con más empuje que fútbol, aunque Manu García trataba de dar cierta coherencia a ese coraje.
La tuvo Guidetti, que se entretuvo demasiado con un balón suelto en el área (m. 86). Y Joselu probó a Dituro desde fuera del área (m. 90). Fue la última. En el descuento no se jugó nada, condicionado por un duro golpe entre Martín y Tapia. Tampoco ayudó González Fuertes, que antes ya había desesperado a la grada con su diferente rasero en faltas y tarjetas. Ahí se murió la gran racha del Alavés, que, pese al resultado, volvió a mostrar esa cara competitiva que le ha marcado el camino.
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