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El Alavés ascendió este sábado un complicado peldaño hacia la tranquilidad. Tan cierto es que la escalera en dirección a la permanencia se presenta todavía con una pendiente importante como que el conjunto albiazul sube con soltura en un momento determinante. Aferrado al efecto Mendizorroza ... desde la llegada de Abelardo, también le dio para liquidar a un Celta que llegaba a Vitoria enrachado. Un cóctel de efectividad, sufrimiento y fortuna, con el añadido de Pacheco en momentos clave, sirvió para sumar un triunfo que coloca el descenso a cinco puntos. Sin cuajar uno de sus mejores partidos, un derroche de acierto en el tramo inicial con los tantos de Pedraza y Munir, excelente su partido, sirvió después para vivir de las rentas. Tampoco molestó precisamente esta vez el colegiado. Tras las quejas del club al Comité Técnico de Árbitros, el valenciano se desentendió de cualquier problema en el área. Ni señaló un más que probable penalti sobre Manu García antes del 2-0 ni se inmutó después en otras dos acciones donde Martín y Dani Torres bien pudieron ser castigados también por cargar a Maxi y Emre Mor. Vamos, que todo cuadró para batir a un oponente que tras recibir los primeros bofetones mostró después sus credenciales de aspirante europeo
Deportivo Alavés
Pacheco; Martín Aguirregabiria, Laguardia, Ely, Alexis; Ibai Gómez (Hernán Pérez, min. 88), Pina, Manu García, Pedraza; Sobrino (Bojan, min. 74) y Munir (Dani Torres, min. 81).
2
-
1
Celta de Vigo
Rubén Blanco; Jonny, Sergi Gómez, Roncaglia, Mazán (Jozabed, min. 57); Wass, Lobotka, Radoja (Emre Mor, min. 74), Brais Méndez (Pione Sisto, min. 57); Iago Aspas y Maxi Gómez.
Goles 1-0, min.4: Pedraza. 2-0, min.18: Munir. 2-1, min.91: Aspas.
Árbitro Martínez Munuera (Comité Valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Sobrino (min. 48), Alexis (min. 76) y Martín (min. 89) y a los visitantes Radoja (min. 20) y Jozabed (min. 87).
Incidencias Partido correspondiente a la vigésima segunda jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio de Mendizorroza ante 19.437 espectadores, con más de 50 seguidores celtiñas en las gradas.
Lejos de apabullar al adversario, como sucedió en muchos tramos de los duelos recientes ante el Sevilla y el Valencia, otros dos equipos de altura, el Alavés se convirtió este sábado en fino ejecutor. El Celta manejó la pelota desde el arranque, pero con un cuadro albiazul rebosante de gasolina, cada acción ofensiva se convirtió en un temblor celeste. Primero a balón parado, donde los albiazules remataron hasta tres veces en el área en el tanto de Pedraza. El engañoso repliegue albiazul se convertía en pocos segundos en presión adelantada para explotar los riesgos que tomaba el adversario. El viento, en cualquier caso, soplaba en las velas alavesistas. Antes de un 2-0 en otro contragolpe eléctrico que completó Munir, Ely había hurtado con el cuerpo un remate de gol de Aspas. Antes del descanso, Pacheco salvó una ocasión muy clara de Radoja y tras la reanudación Pione Sisto desaprovechó una opción inmejorable. Que cualquier otro resultado pudo darse con el juego protagonizado por uno y otro equipo resultó una evidencia. Aspas solo acertó en el descuento, lo que resultó una bendición.
El Alavés, como había pedido Abelardo, volvió a cuajar un partido serio que permitió tener opciones. Se habían escapado puntos merecidos ante Leganés y Barcelona, y este sábado se quedaron en Mendizorroza tres fundamentales para pensar en despegar a medio plazo de la zona baja y buscar cierta calma clasificatoria. Este sábado, sin Guidetti y con Sobrino, el conjunto vitoriano metió incluso una marcha más en ataque a la hora de acelerar. Auténtico vértigo en ocasiones. Mientras duraron las fuerzas, hubo poco balón en las botas albiazules pero mucho filo. Conexiones rápidas y precisas entre en los delanteros y ayuda de Pina y Manu García en la salida del balón. La otra vacante en la alineación por la ausencia de Duarte la cubrió Alexis en el lateral zurdo. Notable su trabajo, con apariciones de peligro en la meta contraria.
El Celta, por pura insistencia, acabaría por convertir el trabajo alavesista en un ejercicio de resistencia y poco le faltó para derribar el muro vitoriano. El conjunto celeste tocaba con pulcritud por dentro, abría el campo hacia la bandas y, pese a rematar lo justo, dejaba la sensación de equipo con mucho peligro. Sobre todo un Iago Aspas que se añadía al juego de los centrocampistas y, después, un Pione Sisto que complicó la tarea. Fue la tarde más difícil para Martín, que vio desfilar por su banda a Brais Méndez, Pione Sisto y finalmente Emre Mor. Sufrió el canterano, como todo el equipo.
A base de mover el balón con criterio y obligar a los alavesistas a correr muchos kilómetros, el Celta amenazó. Al equipo vitoriano le faltó tras el descanso temple para cambiar el ritmo o buscar alternativas. No le dio para salir con velocidad ni tampoco para serenar el juego, tocar más el balón y evitar la avalancha de un rival por momentos lanzados. El mérito residió en conceder poco en los múltiples centros al área.
Unzué había tirado de Pione Sisto y Jozabed para insistir una y otra en ataque, y más tarde Emre Mor. Se destapó el Celta en defensa, pero al Alavés le costó aprovecharlo. Apenas una chilena de Alexis tras un rebote fue su bagage ofensivo. Con pérdidas continuadas en la salida del balón y desajustes a causa de un cansancio ya evidente. Abelardo tiró por sorpresa de Bojan, que no aportó demasiado, y después de Daniel Torres para tratar evitar fugas en el eje del equipo. La resistencia fue total, aunque sin conseguir un final tranquilo en Mendizorroza. Aspas acabó por hacer el tanto que mereció al aprovechar un error de Pedraza para enmarcar una jugada de talento.
Solo restaban dos minutos de sudor y hasta Martínez Munuera ayudó al señalar el final antes de un centro al área. Para confirmar un triunfo que constata la enérgica reacción de este Alavés.
Lo mejor Pedraza y Munir colocaron el partido en una situación muy ventajosa en apenas 17 minutos de juego
Lo peor Al equipo albiazul le costó crear peligro tras el descanso, se encerró y tuvo fortuna y a Pacheco
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