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Las juntas de accionistas del Deportivo Alavés son, numéricamente, un trámite. Baste como dato el 99,16% de votos a favor con que se aprobaron las cuentas del curso pasado, con 3,5 millones de pérdidas, y el presupuesto del presente, del 39,5 millones. ... No puede haber sorpresas cuando el Grupo Baskonia controla alrededor del 83% de los títulos a través de Kiroletako Bazkideak. El interés está en el punto de encuentro –o desencuentro–, en la confrontación de opiniones y explicaciones que se reparten entre los socios y el consejo de administración. «Para nosotros escuchar a los accionistas es bueno, aunque hay cosas que ellos no comparten y otras que nosotros no compartimos», resumió el presidente de la entidad albiazul, Alfonso Fernández de Trocóniz.
Fue una junta larga, más de tres horas y media. «La gente tiene muchas inquietudes y quiere saber cómo están los proyectos», asumió el directivo. Fueron muchos los que, entre los ochenta asistentes, se fueron antes de que concluyera. Una junta densa y, por momentos, farragosa. Cuando el consejo trataba de explicar la deuda financiera (en mercado internacionales porque ninguna entidad nacional financia ya clubes deportivos, salvo alguna excepción»), los números de CVC, las bondades de Innovaraba o su vinculado proyecto The Factory, una especie de consultoría destinada a iniciativas empresariales. O la sociedad Ondare, propiedad del club, «creada para canalizar las operaciones patrimoniales» ajenas al deporte.
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«Se ha intentado dar una visión de los proyectos estratégicos porque creemos que son la base para consolidar al equipo», justificó Trocóniz, que dejó claro que el Alavés «es un club, pero también es una empresa». No es un mensaje nuevo, aunque no gustó a buena parte del pequeño accionariado presente en el Palacio Europa. «Se buscan ingresos para consolidar patrimonialmente el club y para que en supuestos como el del descenso no pase como otras veces, que cuando el Deportivo Alavésha descendido ha comprometido su futuro. Ahora, en absoluto», reflexionó el presidente.
Un discurso que se topó con una gran dosis de escepticismo de unos accionistas que entienden que un club de fútbol debe de prestar más atención al fútbol. «Más que escepticismo con la gestión, es que no la comparten determinados accionistas, porque no son todos. Son proyectos a medio plazo y cuando empiecen a tener retorno lo irán viendo», defendió el directivo, que, una vez más, comprobó que asuntos como la Euneiz («hay más clubes que trabajan con una universidad, pero nosotros somos el único que tiene el porcentaje de una y eso es un valor añadido»), el Istra («su autosuficiencia va a ser inmediata) o el 4% destinado al Baskonia en concepto de gastos de gestión («se sigue necesitando su apoyo en esa materia») inquietan a algunos aficionados.
Alfonso Fernández de Trocóniz
«Son temas recurrentes todos los años. A uno personalmente le duele porque al final somos los mismos que hemos conseguido los éxitos del club», apuntó Trocóniz a la conclusión de la junta. Fue lo mismo que había dicho durante la misma, cuando ésta amenazaba con sobrepasar unos límites de tensión que, pese a las críticas, no llegaron a desbocarse. «Las aceptamos, aunque a veces sobrepasan ciertos límites, que no ha sido el caso», zanjó el presidente.
A su juicio, el ambiente fue más crispado en la asamblea del año pasado, cuando el equipo apuntaba a Segunda. «Que a la gente le quede claro que lo que está haciendo el consejo es mirar por el bien del club», concluyó.
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