Con licencia para soñar. Para creer en volver. Para todo. Vitoria vibró, saltó y lloró este jueves de alegría con la clasificación del Alavés. Solo falta un paso más, pero la marea albiazul volvió a dejar claro que en este camino el equipo nunca estará ... solo. La noche del jueves difícilmente se podrá olvidar. Mendizorroa fue toda una caldera que explotó de emoción con el pitido final. Esa celebración en el campo, al son del «que sí, joder, que vamos a ascender; súbete con nosotros al tren que te lleva a Primera». Esa ilusión que inundó la ciudad. El mejor broche a una jornada mágica.
Un día en el que hasta el cielo se tiñó de albiazul. Y lejos de ser un decir, fue un hecho. Esas bengalas dieron color al calurosísimo y espectacular -una vez más- recibimiento al autobús del equipo. En ese Córner estaba todo 'Mendi'. «Pufff... Te emocionas», confesaban Francisco e Inma Ávila. Cerraban los ojos y se imaginaban dentro del autobús. «Queremos que nos sientan con ellos». Está claro que los hombres de Luis García firmarían la definición de Iñigo Jiménez: «Es indescriptible». Una locura -bendita locura- difícil de explicar. «Dirán que estamos locos, como grillos... Pero para nosotros esto es un sentimiento», apuntaba Diego Ezquerra. Un sentimiento que «te pone la piel de gallina», mostraba Rubén Martín.
Y todo esto antes de vivir lo que esperaba dentro. Una borrachera de emociones que sirivió pronto su primer trago con el 1-0. Lástima por esos rezagados que tardaron en tomar asiento. El estadio entero estalló de alegría. Ese tempranero gol creó un escudo frente a la escuadra armera. Pero también encendió aún más esas gradas que no descansaron; a excepción del momento de la lesión de Salva Sevilla. Sabían que jugaban el partido y no defraudaron. El gol de Villalibre puso el broche.
Menos mal que no fue una jornada de transistores, porque el empuje de las gradas atronaba con fuerza. Nadie se bajaba de este tren que quiere llegar a la estación de Primera. Para ello, primero habrá que superar dos paradas previas. Y todos empiezan ya a bloquear en su calendario los planes de este domingo (mendizorroza, 21.00 horas) y el próximo sábado (Ciutat de Valencia, 21.00) «Está todo reservado para ir a ver el Levante», compartía Asier Parra.
Un motivo más para no borrar esa alegría que se empezó a cocinar desde la mañana. Porque el de ayer era uno de esos días en los que uno se despierta diferente, con ese cosquilleo propio de que algo bueno está a punto de pasar. Y pasó. «Me he despertado con la sensación de que pasábamos; con nervios, pero optimista», comentaba Gorka Sarriegi, enfilando la 'Cuchi', escenario una vez más del calentamiento de la afición. Todo antes de enfilar el Paseo de Cervantes hacia el escenario del sueño. Una peregrinación a la que se sumó el exentrenador albiazul Abelardo, quien se sacó una foto con Álvaro, Marcos, Asier, Claudia, Diego y Marcos: «Nos hemos reservado la voz para darlo todo en el campo», compartían. El buen ambiente reinó entre aficiones, salvo un borrón dentro del campo, una pequeña trifulca entre seguidores de ambos bandos que fue rápidamente sofocada.
«Soy muy optimista. Mi amigo me hizo del Alavés y es la primera vez que vengo a 'Mendi'. Qué mejor que estrenarme con una victoria...», pedía Manu Peralta. Su colega, Iñaki Angulo, narraba el esfuerzo que hicieron por subirse a esta ola festiva. «Hemos tenido examen en Bilbao y nos hemos venido de seguido a Vitoria». Y nada de especular con el resultado de la ida, había hambre de victoria y pasar por la puerta grande. «Hay que ganar para intimidar al Levante», abundaba Aitor Delgado. El domingo, más.