Ideas para no caer en la rutina y tomar la iniciativa en pareja

Para empezar, dejemos a un lado el típico deseo de que sea la otra persona quien mueva ficha. A todos nos gusta que nos busquen, pero tenemos que tener en cuenta que ella o él también está en un momento estresante. Además, si estás leyendo este artículo es porque quieres tomar la iniciativa, ¿verdad?

Para seguir, apreciemos el tiempo que pasemos con esas personas como momentos de compartir, relajarse, disfrutar y desahogarse. Aquí, como en todo, no hay un modelo único. Hay personas a las que les gusta desconectar y no hablar de nada trascendente, otras que prefieren explicara sus preocupaciones, a otras les gusta celebrar en compañía sus alegrías, etc. Todo vale, siempre y cuando estemos atentos a lo que la otra persona quiere hacer y necesita. Si no lo sabes, la mejor manera es siempre preguntar.

Si tenemos en cuenta estas dos premisas, seguramente nos vaya bien. Sin embargo, si la idea es crecer un poquito en la relación, esta época puede ser muy interesante para probar cosas nuevas o volver a hacer alguna que tengamos algo olvidada, echarle un poco de picante. Puedes avisarle con más o menos tiempo de antelación, métele un poco de misterio. Veamos algunas ideas:

Alegremos su jornada laboral. Lo más seguro es que conozcamos la dirección de su trabajo, el e-mail que usa o cuándo es su descanso. Ved hasta qué punto podéis ser osados, porque podéis piropearle o recordarle una anécdota juntos con una llamada, un correo electrónico o, incluso, un paquetito a su nombre. Si alguien se queja, alegad que estar contento en el trabajo aumenta la productividad de los equipos.

Un examen de una Universidad o una oposición nunca es tarea fácil. Durante el estudio, podemos dejar algún mensaje escrito entre sus libros, recordándole lo que le apoyamos y queremos. El día de la prueba, acompañarle nunca es mala opción, pero mejor aún es aparecer a la salida y llevárnoslo, por lo menos, a tomar algo a un sitio con encanto (lo que os queráis liar queda en vuestra mano).

Démosle la vuelta y vayamos en familia a otro lugar. Se puede librar unas horas en el trabajo o saltarse alguna extraescolar, incluso podemos coger el coche una tarde de un día laborable y despejarnos con nuestros seres queridos. Se puede ir a un paraje natural, un nuevo parque o, incluso, cenar fuera.

Llévale a una cena en un restaurante extranjero. Para ello, hay que ser un poco valiente, pero es probable que ya sepas hasta qué punto puedes arriesgarte con esa persona, así que da un pasito más allá y pasa una noche en intimidad en algún sitio diferente, donde nunca hayáis estado.

No está mal, pero combatamos el agobio de estas semanas, antes o después de ponernos la caja tonta, organizando una sesión de masajes. Un simple lubricante hace maravillas y también podemos utilizar cosas que haya por casa, que vuele la imaginación. Además, si después surge algo, seguro que es más explosivo.

La psicóloga y sexóloga Leticia García Castelló nos cuenta las principales dificultades que podemos encontrarnos y qué se le plantean en consulta al dar ideas similares. Dónde dejar a los niños es la eterna duda, aunque también escucha frases como: «ya no podemos hacer lo mismo de antes», «ya no es lo que era» o «ahora es muy complicado encontrar un hueco para nosotros».

Las preguntas de García Castelló siempre suelen ir por el mismo camino: «¿En qué momento os perdisteis como pareja?», ¿«en qué momento dejasteis de priorizaros?». La bomba llega cuando afirma que los hijos no son la prioridad, sino que son ellos. Si ellos no están bien, ¿qué están viendo los pequeños de la casa?, ¿qué se les está enseñando? ¿qué se les trasmite?

Otros argumentos que suele escuchar son: «Llevamos toda la vida juntos» o «sabe perfectamente lo que me gusta». Sin embargo, todo ello implica no comunicarse, no pedir y no explorar nuevas opciones. Hablar no es comunicar y evitar hablar para no tener conflictos nunca suele ser una buena idea.

Leticia García Castelló avisa que no será tarea fácil, pero nos da su propuesta particular: «Vamos a comunicar qué queremos, deseamos y/o necesitamos con trocitos de papel en un bote, cajita o un recipiente que se pueda cerrar. Cada miembro de la pareja pondrá sus deseos en folios de diferente color para diferenciar cuáles son de uno y cuáles del otro. Una vez que hemos escrito, doblado y metido unos 10-20 deseos, cada uno coge un papel de su pareja y realiza ese deseo durante ese día o lo largo de la semana sin que el otro lo sepa».

En definitiva, esto va de sorprenderse mutuamente. Fíjate, si has puesto en marcha alguna de nuestras propuestas, es muy probable que las otras personas se vengan arriba y te sorprendan en breve. Pero ojo, sin presiones, tómatelo como un juego, ten en cuenta que hay muchas formas de mostrar afecto y amor, reconoce sus esfuerzos y no esperes siempre lo mismo a cambio, cada persona da de acuerdo con sus posibilidades.