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maría calvo
Viernes, 12 de junio 2020, 11:31
Para muchos vizcaínos, el verano siempre ha estado ligado de raíz al mar Cantábrico. Las playas de Sopelana, Bakio, Gorliz, Mundaka… o las vecinas Noja, Castro o Laredo componen cientos de estampas estivales que muchos guardamos con cariño en la retina. Rebobinamos en nuestra propia ... historia y nos trasladamos a principios de los 90'. En nuestra maleta de vacaciones nunca faltaron las camisetas enormes, los vestidos con nido de abeja, las zapatillas Victoria, unas bermudas que ya quisiéramos ahora, un chubasquero amarillo por si sorprendía la galerna y unas cazadoras vaqueras dos o tres tallas más grandes para las gustosas noches norteñas. Sin embargo, si hay una prenda que unió a varias generaciones de vascos en una misma década fueron las Teva, unas curiosas sandalias que lo mismo te ponías para bajar a la playa, para trepar las rocas o para quedar los amigos. Tenían una suela que aguantaba el más intenso de los veranos y unas cinchas de nylon de colores que se convirtieron silenciosamente en una revolución. La moda como la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma, y 30 años después se rescatan del olvido para hacer de ellas el nuevo objeto de deseo de toda 'influencer' que se precie. A estas alturas, ya nada nos sorprende.
Estas sandalias de estilo deportivo nacieron a orillas del Gran Cañón allá por 1984 para convertirse en el sello de los aventureros de espíritu libre de todo el mundo. Estética aparte, su punto fuerte era su alto grado de confortabilidad, proporcionado por una suela adherente que hizo las delicias de los más deportistas y amantes de la naturaleza, quizás por eso desembarcaron con tanta fuerza en la costa vasca. Se generalizó su uso entre hombres y mujeres, grandes y pequeños, convirtiéndose en un icono veraniego tan solo equiparable al Frigopie (o a los helados de Regma), al 'amigos para siempre' de Los Manolos o las cabezaditas de tres horas durante el Tour de Francia en tiempos de Induráin.
La moda se vuelve nostálgica reeditando una y otra vez los grandes tótems del pasado y en este 2020 le ha tocado el turno a unas Teva que, aprovechando su nueva juventud, se ha comprometido a reducir el impacto medioambiental, asegurando que el 100% de sus reconocibles tiras estén hechas de plástico reciclado. Todo, «para que las futuras generaciones puedan seguir explorando el mundo salvaje que nos rodea», tal y como explican desde su propia web. Su lavado de imagen también ha influido en una apertura estética hacia unos modelos más refinados, femeninos y acordes con las nuevas tendencias, que perfectamente se podrían utilizar fuera del entorno natural. A los hechos nos remitimos.
Grandes firmas del panorama internacional le han seguido la pista, y nombres como Prada ya han coqueteado con su silueta y han creado su propia reedición. En esta ocasión, le han bordado el logo en una de las tiras y han jugado con los estampados, los colores y el grosor de su suela. Su precio de partida es de 450 euros y han arrasado entre las 'influencers' que presumen de estilo minimalista. De este modo, la casa italiana sumó un nuevo punto a su marcador, escribiendo el último capítulo de los llamados 'ugly shoes'.
A ella le siguió Suicoke, una firma japonesa que comenzó pintando muñecas matryoshkas y terminó haciendo las sandalias con velcro que todas quieren en su vestidor, gracias a su asociación con el legendario fabricante de caucho Vibram. También han colaborado con grandes publicaciones y firmas de moda como Cecilie Bahnsen, que le encargó customizar con apliques tres pares de sandalias para su desfile en la Semana de la Moda de Copenhague. Este caso concreto ha hecho las delicias de las insiders nórdicas, que no han dudado en combinarlas con calcetines al más puro estilo guiri para aplacar el frío invierno escandinavo.
Independientemente del precio y de la firma, este calzado es toda una oda al feísmo, una corriente que engrandece prendas que, a priori, no son estéticamente agradables al ojo de la mayoría. Cuanto más feo siempre es mejor. El caso es que ya convivimos con ellos con cierta normalidad y vemos que encajan perfectamente en todo tipo de estilismos, desde los más deportivos hasta los más delicados, con faldas, blusas románticas, slip dresses y vestidos largos y pomposos. Además, siguen la estética 'trekking' que tan de moda se ha puesto en la pasarela desde hace más de tres años, algo que ya pudimos ver en versión invierno gracias a Chanel, que lanzó unas botas con las que podríamos ir tan monas a escalar el Gorbea.
Si en 2019 las sandalias de velcro hicieron su primera y tímida aparición, parece que el 2020 es el año de su consolidación final. Firmas de rango medio-alto como Ganni y Vagabond Shoemakers ya han hecho de ellas un éxito de ventas y Arizona Love las ha lanzado con las tiras cubiertas con pañuelos bandana y aplicaciones-joya, algo a lo que no se han podido resistir las 'influencers' españolas, encabezadas por María Fernández-Rubíes y Patricia Sañés.
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