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Con la vena creativa y artística siempre latente, Maia Grigalashvili, georgiana de 37 años afincada en Algorta, soñó durante años con crear Memaiame. Una marca de joyas y esculturas conceptuales elaboradas artesanalmente con mimo en el taller que ha establecido en su casa. «Cuando hago ... mis obras me encanta cuidar cada detalle, desde el diseño hasta el acabado final», afirma esta artista que nunca usa moldes. Sus piezas incluyen las huellas de un proceso creativo en el que no concibe dos diseños iguales. Cada joya y escultura es única e irrepetible.
Hace 15 años, cuando aún se encontraba en Georgia, su pasión por la artesanía, el diseño y el arte la empujó a crear joyas y esculturas de arcilla de secado al aire. Gracias a esa inquietud por crear, hace dos años y ya en Euskadi, se lanzó a emprender su proyecto personal. Durante el confinamiento, aprovechó para profundizar en nuevas técnicas, indagar en el diseño de piezas esculturales y crear los pilares de Memaiame, la firma que unos meses después fundaría.
Maia recuerda que los primeros meses fueron intensos y estuvieron llenos de dificultades, ya que no fue fácil obtener el resultado que deseaba en sus creaciones. «Como estábamos encerrados, no me podía desplazar hasta el taller que compartía para cocer las creaciones en el horno, así que compré uno de segunda mano por internet para poder terminarlas. Recuerdo que hasta que conseguí dominar la técnica de secado y cocción, había piezas que explotaban dentro del horno mientras se cocían, por no haberlas secado bien antes», explica entre risas.
Con la táctica de 'prueba-error', Maia consiguió los resultados que quería y, a día de hoy, no utiliza moldes a la hora de crear sus piezas, prefiere mantener las imperfecciones que surgen en el proceso. Cada diseño lo hace a mano y en cada uno de ellos se pueden apreciar las huellas del trabajo manual, algo que convierte sus creaciones en únicas y especiales. «Con este proyecto, al integrar todas mis aficiones, me siento plenamente realizada en mi vocación», cuenta emocionada. Desde que lanzó la marca, esta creadora ha sacado cinco colecciones distintas. «Cada pieza posee un significado diferente con el que el cliente conecta y, al final, lo hace suyo», expresa.
La última colección que la artista ha presentado en sus redes sociales ha sido la línea Biliki, inspirada en la poesía y los sentimientos. «Esta colección tiene la naturaleza como aspiración principal e intenta evocar el carácter único que reside en cada uno de nosotros», explica Maia. Con el nombre de la colección, hace una oda a su país natal, ya que Biliki en georgiano significa sendero.
A través de su página web, se pueden encontrar los diferentes pendientes y collares minimalistas que conforman las joyas de esta colección. Sus collares cuestan entre 35 y 125 euros. Los pendientes a partir de 40 y los anillos desde 30 euros. «Las ventas se están focalizando en España y, puntualmente, en Georgia y en Alemania, porque las miras de la firma son internacionales. Las piezas están gustando mucho entre los comercios, y ahora mismo las estamos introduciendo en las tiendas de los museos», cuenta esta emprendedora. Tener uno de sus jarrones en casa sale por 140 euros, pero se trata de una pieza única para toda la vida que aúna ética y estética. Dos cualidades que están muy presentes en el amor de Maia por la artesanía. «Lo hecho a mano tiene alma y eso no hay máquina que lo reemplace», concluye.
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