La reconquista de Felipe Varela, el diseñador de Letizia

El anuncio de la boda llegó de un día para otro y la periodista, deprisa y corriendo, eligió un Armani blanco nuclear –dos piezas, pantalón y cuello chimenea– como podría haberse decidido por cualquier otra firma que sonara y sentara bien. En su pedida de mano, aquel 6 de noviembre de 2003, Letizia se comprometió con el príncipe Felipe y... conoció a Felipe Varela. La hoy Reina –este viernes se cumplieron seis años del día que ascendió en el escalafón– podría tener muchas virtudes para ser la elegida, pero lo que es una realidad –las hemerotecas lo atestiguan– es que en sus primeros pasos antes de entrar en Palacio demostró que la moda no era su punto fuerte. De ahí que ese 6 de noviembre se fijara en quien había que fijarse, en la que estaba considerada la mujer más elegante de las monarquías europeas: la infanta Elena. Para la ocasión, la duquesa de Lugo había escogido un traje chaqueta de Felipe Varela.

Dicen que a doña Letizia le gustó tanto que pidió conocer al diseñador. Dicen también que la reina Sofía –y «su ejemplo inigualable», en palabras de la entonces prometida del Príncipe le aconsejó dar con alguien discreto y leal que la ayudara a encontrar y mantener un estilo. Y dicen que el flechazo entre Letizia y Varela fue total, e inmediato, hasta el punto de que llenó sus armarios, en la víspera y en la boda vistió a todas las mujeres de la familia Ortiz-Rocasolano, y también de que, hasta hace ahora cuatro años, la Reina mantenía una comunión perfecta con su diseñador de cabecera. Desde entonces, desde verano de 2016, empezó a coquetear con otras firmas.

Durante más de una década, cada vez que doña Letizia ponía un pie fuera de Zarzuela se podía apostar lo que fuera a que iría vestida de Varela. Ahora es más fácil decidirse por cualquier otro. La vistió de 'reina', la acompañó a Buckingham. Nadie le tenía –y le tiene– tomada la medida como él. De hecho, año tras año hace brillar a doña Letizia en la alfombra azul de los Premios Princesa de Asturias. Ahí ha hecho pleno.

Y como no se da por vencido, temporada tras temporada, Felipe Varela se inspira en doña Letizia. Quizá también en esta ocasión, y que no sirva de disputa, en la reina Rania de Jordania. Y lo hace para tratar de reconquistar espacio en los vestidores de Zarzuela, para demostrar que es único con la aguja. Para este verano –sin primavera– Varela apuesta por piezas de encaje, punto y tul cuajadas de flores, ya sea en elaborados bordados o llamativos estampados. Los detalles de lazos estratégicamente situados comparten protagonismo con plumas, cristales de Swarovski y aplicaciones de metal. En la colección, salpicada por algún pantalón 'palazzo', destacan los vestidos y las chaquetas, exquisitamente confeccionadas.

Los precios oscilan entre los 147 euros de un cuerpo entallado estilo amazona hasta los casi 8.000 –eran más de 10.000 sin el descuento que aplican ahora– de un vestido bordado en blanco y negro con efecto degradé, una técnica que reproduce en distintas prendas. Varela tiñe las prendas en verde anís, terracota, rosa pálido o el rojo fuego que tanto favorece a la Reina.