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inés gallastegui
Lunes, 3 de junio 2019, 19:57
Cómo van a elegir los jueces, si son todas iguales?». La foto de las treinta encantadoras jóvenes que se disputan el título de Miss India este año ha levantado ampollas en los medios y las redes. La primera reacción de muchos fue observar que, efectivamente, las chicas parecen clones: pelo liso oscuro, amplia sonrisa y piel clara. Demasiado clara para India, donde la inmensa mayoría de la población tiene el cutis moreno y solo en algunos estados del norte hay gente tirando a blanca. Hubo críticas a la falta de diversidad de las supuestas representantes de la belleza del país, pero sobre todo al rechazo a la tez oscura, que lleva siglos arraigado en la mentalidad india.
Un usuario abrió la caja de los truenos al reproducir en Twitter una página de 'The Indian Times' con los treinta primeros planos de las finalistas al popular concurso, trampolín no oficial para el estrellato de Bollywood desde los años cincuenta. Lo irónico es que la sección se llamaba 'Variety'.
Los reproches sí que fueron variados. «Estos concursos perpetúan los estándares de belleza eurocéntricos». «¿Llegará el día en el que una mujer de piel oscura y pelo rizado represente a las indias? Eso haría milagros por la autoestima de las mujeres». «Imagina la presión que estamos ejerciendo sobre niñas con una piel cinco o diez tonos más oscura». «India es un país con diferentes colores de tez, pero la industria de la belleza, los medios y la publicidad solo promueven el blanco».
Hace diez años una ONG local lanzó la campaña Dark is Beautiful (lo oscuro es bello) para luchar contra el 'colorismo', una discriminación basada no en la raza, sino en el color: con idénticos rasgos étnicos, los individuos de cara más tostada tienen una posición social y económica peor. Un ejemplo de cómo el prejuicio se instala desde la infancia: en la marca de lapiceros más popular, el color 'carne' es de un tono melocotón ajeno a la pigmentación predominante, más parecida al marrón caramelo o al chocolate.
El segundo país más poblado (1.339 millones de habitantes) y el séptimo más extenso del mundo (3.287 km2, seis veces España) es un crisol demográfico con una enorme variedad de etnias que se han ido mezclando a lo largo de sus 5.000 años de historia. Pero el origen del 'colorismo' está bastante bien localizado: la invasión de pueblos procedentes del norte de Europa hacia el año 1.500 antes de nuestra era. Durante su ocupación del Punjab y otras regiones norteñas, los arios -palabra en sánscrito que significa 'nobles'- desplazaron hacia el sur a los drávidas, nativos de piel morena a los que llamaban despectivamente 'negros'. Los invasores establecieron el sistema de castas, en el que ellos ocupaban los escalones superiores y los no arios eran los 'sudra' o siervos.
Desde entonces se ha mezclado en este vasto territorio sangre asiática, africana y europea, pero en el inconsciente colectivo sigue instalada la asociación entre el color de la piel y el estatus, cruelmente reforzada durante la etapa colonial británica.
En el caso de las mujeres, la palidez no es solo un pasaporte al ascenso social, sino un ideal de belleza. En India, como ocurre también en África y Asia, prolifera, aparte de una panoplia de dudosos remedios caseros -hay embarazadas que comen azafrán y oro en polvo para tener hijos menos oscuros-, un amplísimo mercado de cosméticos que prometen una apariencia más occidental -cremas, lociones, máscaras, 'serum', protectores solares y champús-, así como preparados farmacéuticos y soluciones quirúrgicas para blanquear el cutis.
Es difícil saber si las misses usan esos productos, si sus imágenes han sido retocadas digitalmente o, simplemente, han sido 'agraciadas' por la naturaleza con un tono de piel más acorde al canon imperante. «Parece un anuncio de Fair and Lovely», coincidieron muchos tuiteros, aludiendo a la marca aclarante más vendida, a la que a menudo han prestado su imagen modelos y actrices.
Un sector tan pujante no podía dejar de diversificarse y en los últimos años han aparecido geles blanqueantes para todos los rincones de la anatomía femenina, incluidos los más recónditos. Según el relato no muy sutil de uno de esos anuncios, profuso en metafóricos pétalos de rosa, un cutis níveo está bien, pero unos genitales prístinos son la clave del éxito en el amor. «¿Ha ido demasiado lejos el blanqueamiento de la piel?», se preguntaba la corresponsal de la BBC RajiniVaidyanathan al comentar el escándalo provocado por aquel 'spot', retirado a petición del Gobierno de Nueva Delhi. «Parece ilógico que estos prejuicios sigan existiendo en la India moderna, pero existen», lamentaba.
Pese al agrio debate, algunos encontraron la parte luminosa a la polémica en torno a Miss India: «Si gana una, ganan todas».
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